Page 51 - Auge y caída del antiguo Egipto
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isla, destinado a medir la altura de la crecida, proporcionaba un primer indicio de
               la  fuerza  de  la  inundación  cada  año.  Con  sus  peligrosos  rápidos  y  sus  rocas

               sumergidas, la región de la catarata resulta peligrosa para la navegación; pero los

               antiguos egipcios explotaron este hecho en beneficio propio. Abu (o «elefante»,
               así  llamada  por  su  importancia  en  el  comercio  de  marfil)  se  convirtió  en  el

               puesto fronterizo meridional de Egipto, un emplazamiento fácilmente defendible

               que dominaba y controlaba la llegada por el río de barcos procedentes de más al

               sur.  También  representaba  el  punto  de  arranque  natural  de  las  caravanas  que
               partían  por  tierra,  a  través  de  los  oasis  de  Kurkur,  Dunqul  y  Salima,  para

               incorporarse al Darb el-Arbain («camino de los cuarenta días»), la principal ruta

               comercial  transahariana  en  dirección  norte-sur,  que  va  desde  Al-Fashir,  en  la
               región  sudanesa  de  Darfur,  hasta  la  ciudad  egipcia  de  Asiut.  Las  diversas

               prospecciones  arqueológicas  actualmente  en  curso  están  revelando

               constantemente  la  importancia  que  tuvieron  en  la  Antigüedad  las  vías  de

               comunicación que atravesaban el desierto, y resulta evidente que el control de
               aquellas transitadas rutas comerciales resultaba estratégicamente tan importante

               como el control del tráfico fluvial. La prominencia de Abu y de otros centros

               comerciales incipientes es un reflejo de su emplazamiento favorable para ambos
               tipos de viajes. A lo largo de toda la historia del antiguo Egipto, Abu y la región

               de  la  primera  catarata  señalaron  el  principio  del  Egipto  propiamente  dicho.

               Cuando  los  barcos  que  navegaban  hacia  el  norte  desde  los  territorios
               conquistados  superaban  la  isla  de  Biga,  en  la  cabecera  de  la  catarata,  sus

               tripulaciones debían de alegrarse, puesto que sabían que por fin estaban ya en

               casa.
                  Al norte de Abu, el valle del Nilo alcanza su zona más angosta, donde discurre

               entre  precipicios  de  dura  arenisca  nubia.  Aquí,  la  franja  de  tierra  cultivable  a

               ambos lados del río se vuelve considerablemente estrecha —llega a tan solo unos

               doscientos metros en algunos lugares—, y, como resultado de ello, esta parte del
               Alto Egipto meridional nunca ha albergado una población demasiado grande. Sin

               embargo,  cuenta  con  otras  ventajas  naturales  que  los  antiguos  egipcios  se
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