Page 567 - Auge y caída del antiguo Egipto
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griega atrincherada en Siena (la actual Asuán), las opciones de Anjunnefer eran
               muy  limitadas.  En  un  acto  de  audacia,  decidió  marchar  hacia  el  norte,  quizá

               utilizando las rutas del desierto, y se dirigió a la provincia de Sauty (la griega

               Licópolis), situada unos trescientos kilómetros al norte de Tebas. Infligiendo el
               máximo  daño  posible,  saqueando  ciudades  y  perturbando  el  normal

               funcionamiento  de  la  economía  rural,  el  plan  de  Anjunnefer  era  aislar  a  las

               tropas  ptolemaicas  que  ocupaban  Tebas,  privarlas  de  provisiones  y  cortar  sus

               líneas de comunicación con Alejandría. Era una maniobra audaz, pero salió bien.
               Al  poco  tiempo,  el  ejército  ptolemaico  se  vio  obligado  a  abandonar  Tebas  y

               retroceder hacia el sur. Las fuerzas rebeldes estaban de nuevo en acción.

                  Frustrado  por  el  alto  grado  de  oposición  en  el  Alto  Egipto,  Ptolomeo  V
               decidió dirigir su potencia de fuego contra los rebeldes del delta. En el 197, su

               ejército sitió el fortificado y bien abastecido cuartel general rebelde. Al final, el

               idealismo  de  los  insurgentes  no  pudo  con  la  superioridad  de  las  fuerzas

               ptolemaicas  en  cuanto  a  efectivos  y  armamento.  La  ciudad  fue  tomada  y  los
               cabecillas del levantamiento, llevados a Menfis, donde sufrirían una ejecución

               pública  por  empalamiento  como  parte  de  las  festividades  de  coronación  de

               Ptolomeo. Este importante acontecimiento celebrado el 26 de marzo del 196, en
               el  que  se  mezclaba  la  política  y  la  religión  de  una  forma  característicamente

               egipcia, fue debidamente conmemorado en un gran real decreto, inscrito en las

               dos lenguas (el egipcio y el griego) y los tres alfabetos (jeroglífico, demótico y
               griego) del país. Este Decreto de Menfis, que se ha conservado hasta nuestros

               días, pasaría a ser universalmente conocido como la «piedra de Rosetta».

                  Alentado por su decisiva victoria en el delta, Ptolomeo V desplazó de nuevo
               su atención a Tebas. Para empezar, el ejército ptolemaico expulsó a las fuerzas

               rebeldes de la provincia de Sauty en una sangrienta batalla que devastó la zona.

               Luego, en el otoño del 191, Anjunnefer abandonó Tebas y huyó hacia la frontera

               nubia. Sus opciones se agotaban rápidamente. Una vez recuperado el control de
               Tebas,  las  autoridades,  siempre  preocupadas  por  los  temas  económicos,

               celebraron una subasta pública de tierras confiscadas a los insurgentes; cuanto
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