Page 665 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Ajenatón como yacimiento arqueológico. Sobre el palacio de la Ribera Norte y
otros edificios asociados véase Michael Jones, «Appendix 1: The North City»,
mientras que Kate Spence, en «The North Palace at Amarna», presenta los
resultados de los recientes trabajos realizados en este importante complejo. Ian
Shaw, en «Balustrades, stairs and altars», analiza la arquitectura peculiar del
culto a Atón. La obra de Barry Kemp «The Kom el-Nana enclosure» constituye
una buena introducción a los edificios reales situados en la periferia de Ajetatón.
Había también un poblado de trabajadores (el equivalente en Ajetatón al Lugar
de la Verdad) en el desierto situado detrás de la ciudad, destinado a los obreros
empleados en la construcción de la tumba real, así como un «poblado de piedra»,
todavía más lejos, cuyo propósito se ignora; véase Barry Kemp, «Notes from the
field: the Stone Village».
La teología radical de Ajenatón constituye un importante tema de estudio en
todos los libros sobre este período. John Baines («How far can one distinguish
between religion and politics in ancient Egypt?») ha argumentado que
posiblemente la doctrina de Ajenatón se caracterizaba por la monolatría antes
que por el monoteísmo. Para la mayoría de los súbditos del rey, tal diferencia
hubiera resultado puramente académica. Otros análisis útiles incluyen los de
John Foster, «The New Religion», y Raymond Johnson, «The Setting: History,
Religion, and Art». Las oraciones a Osiris y Anubis se encuentran en la tumba
de Parennefer en Tebas, que data de la primera parte del reinado de Ajenatón;
véase Susan Redford, «Two Field Seasons». La representación inanimada de
Atón (como esfera solar) y su consiguiente relegación a la parte alta de la escena
dirigía la atención, voluntaria o involuntariamente, hacia las figuras de Ajenatón,
su esposa y sus hijas, situadas debajo, subrayando su estatus divino en la nueva
religión; véase William Murnane, Texts from the Amarna Period (p. 13). Se
construyeron grandes templos a Atón en Menfis, Iunu y Kawa, en la Alta Nubia,
así como en Ajetatón, mientras que el templo de Amón en Sesebi (Nubia) se
reconvirtió al culto a Atón a comienzos del reinado de Ajenatón.
Sobre la trayectoria profesional de Meryra, sumo sacerdote de Atón, véase