Page 187 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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C a p ítu lo  VIII
                        La vida cotidiana y lo inmediato



           La vida cotidiana de los etruscos ha podido reconstruirse en sus líneas genera­
        les gracias a los numerosos testimonios arqueológicos y artísticos que han llegado
        hasta nosotros.  Sin embargo,  es de lamentar que la documentación escrita —que
        se reduce prácticamente a textos religiosos y funerarios— apenas haya facilitado in­
        formación  para  conocer  detalles  de  la vida  familiar,  social,  afectiva  o  intelectual
        etrusca.
           Este hecho ha impedido a los historiadores analizar y profundizar en la mentali­
        dad,  pensamiento y costumbres  de  aquellas  gentes,  creídas por griegos y romanos
        muy diferentes de los demás pueblos y de las que tan sólo destacaban sus rasgos ne­
        gativos, entre ellos, la molicie y la pereza, en suma, la vida regalada (tryphé).
           Para Diodoro  de  Sicilia,  que  tomó  testimonios  del viajero  Posidonio  de Apa­
        mea, los etruscos debían su dolcefar niente a la riqueza de su territorio. Banquetea­
        ban —dice  en su Biblioteca Histórica (V, 40)— dos veces  al día,  comían en lujosas
        vajillas  de metales preciosos,  se vestían con mantos bordados  de flores,  se hacían
        servir por un considerable número de  esclavos y se complacían en no pocas  deli­
        cias afeminadas. Algo parecido, e incluso más exagerado, sostuvo el escritor griego
        Ateneo  de  Naúcratis,  que  en  sus Dehipnosophistai (XII,  14,  517d-518b)  dio  crédi­
        to a lo que había escrito el también historiador griego Teopompo de Quíos, del si­
        glo iv a.C.
           Estas afirmaciones, en parte, tienen comprobación arqueológica, tanto en los res­
        tos materiales que han llegado como en el repertorio figurativo ornamental que apa­
        rece en numerosísimas tumbas (caso, por ejemplo, y por citar sólo una, de la Tomba
        Regolini-Galassi, de Caere).
           Lamentablemente,  el  cuadro  final  de  la vida  etrusca  siempre  será incompleto,
        dada la carencia de información que se posee alusiva a las clases inferiores.



        La  fa m ilia

           Los etruscos tenían como base social la familia (lautn), semejante, en general, a la
        griega o a las itálicas (umbros, oscos, latinos). Estaba constituida lógicamente por los
        esposos (tusurthi); hay que decir que el padre era llamado apa y la madre ati. La mu­
        jer o esposa recibió el nombre de puta, pero se ignora el nombre etrusco de «marido»,
        pues no se ha hallado todavía tal acepción en los textos etruscos.


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