Page 188 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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El gobierno de la familia, según
R. A. Staccioli, era prerrogativa del pater
familias y la descendencia de los hijos era
patrilineal. La mujer, con el matrimonio,
entraba a formar parte de la familia del
marido, en cuyo contexto gozaba de una
posición de particular dignidad y respeto
y de una relativa autonomía, revelada
por la conservación de su nombre de
origen y la mención del mismo junto al
del marido en la fórmula onomástica de
los hijos (patronímico y matronímico).
Completaban la familia los hijos
(clan) e hijas (see); en no pocas ocasiones
estaban incorporados a ella los abuelos
(ati nacna — abuela; papa = abuelo), los
nietos (nefts) y, por supuesto, los esclavos
(lethej y aun los libertos (lautni), cuyo nú
mero dependió de la riqueza de sus due
ños y de las contingencias histórico-so-
ciales.
Habida cuenta de que la duración de
Espejo con escena familiar. (Ny Carlsberg
Glyptotek, Copenhague.) la vida del etrusco, según los Libri fatales,
Varrón y Censorino, escritor romano del
siglo ni de nuestra era, se cifraba en doce
hebdómadas (12 x 7 = 84 años), se ha sostenido que finalizada la segunda hebdóma
da, esto es, a los catorce años, tendría lugar el paso del niño a la mayoría de edad,
momento en que adquiriría la plena capacidad militar y política —quizá no la jurí
dica—, pasando así a integrarse en la vida pública, como evidencia la inscripción del
joven VelZimarus (TLE, 907; ET, Ve 1.56), quien ya a los catorce años había sido
designado zilath eterav en Vulci.
La filiación personal
Los hijos e hijas tomaban su gentilicio o nomen de los padres, esto es, lo que para
nosotros hoy en día es el «apellido», al que anteponían su nombre personal (praeno
men) y le posponían un cognomen o sobrenombre. Muchos de los gentilicios etruscos,
como ha señalado M. Torelli, se crearon a partir de la onomástica divina. De este
modo, Cilnei derivó de Cilen, Velchas de Velch(a), Tivs de Tiv, Uselnas de Usil, Nurtisen
de Nurtia, Pethnas de Peth(a)n, Calunei de Calu, Unas de Uni, Turmnas de Turms, y así
sucesivamente. También, por supuesto, de una derivación patronímica (Marcena de
Maree) o étnica (Velthrite de Velathri).
Junto a estos datos de filiación, que testimonian una clara individualidad jurídi
ca singular, solían añadir en primer lugar el patronímico o nombre personal del pa
dre y a continuación el matronímico, el de la madre. A veces, aparecía incluso el
nombre de la abuela. Debe advertirse que las inscripciones griegas y las latinas (salvo
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