Page 236 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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En su lado derecho se figuró una carrera de bigas a gran galope, a la que seguía
una danza guerrera. En uno de sus frontis, y por debajo de la escena del banquete, se
representaron escenas de lucha y un discóbolo. En la pared izquierda aparecían acró
batas, una carrera de fondo, una danza ejecutada al sonido de crótalos, unos perso
najes participando en un juego que no ha podido ser definido claramente y un salta
dor. Aunque no apareció figurado ningún lanzador de jabalina, los expertos suponen
que también formaría parte de la decoración pictórica.
Asimismo ha facilitado notable información sobre esta materia un gran número
de vasos etruscos de figuras negras, entre los que citamos la célebre ánfora, atribuida
al Pittore diMicak, del British Museum, pieza de finales del siglo vi a.C. y que presen
ta un festival atlético casi completo, con pugilistas, discóbolo, lanzador de jabalina,
carrera de bigas, junto a otros personajes, danzarinas, sátiros itifálicos y dos árbitros
(o quizá espectadores).
Lo mismo cabe decir de los espejos de bronce, algunos de los cuales se adorna
ron con escenas de juegos, prefiriéndose sobre todo el tema del combate entre Pólux,
uno de los Dióscuros, y el gigante Amico, hijo de Poseidón.
Numerosas figurillas de bronce presentan un repertorio extenso sobre la temáti
ca atlética, sobresaliendo, entre ellas, los lanzadores de jabalina (caso del ejemplar de
Caere, de 45 cm de altura, fechado hacia el 480 a.C., y hoy en París), los discóbolos
y los atletas desnudos. También algunas gemas recogieron esta temática. P. Zazoff en
un Catálogo y bajo la rúbrica «atleta» recogió 17 ejemplares. Tales gemas registran
siempre un único personaje, portando un disco, una jabalina, pesas de gimnasia o es-
trigilos.
Párrafo aparte merecen las cistas de Preneste, algunas de las cuales llevan graba
das escenas conectadas con los juegos funerarios. Lo mismo cabe decir de algunas sí-
tulas (entre ellas, las conocidas como Benvenutti, Certosa y Amoaldi).
Los atktas
¿Quiénes eran los participantes en los juegos atléticos e hípicos etruscos? Para con
testar a esta pregunta poseemos dos textos básicos: uno de Festo (340-42 L) y otro de
Tito Livio (V, 1). De acuerdo con el primer autor, los participantes serían o podrían ser
miembros de familias nobles (tesis que aceptan, entre otros, M. Pallottino, J. Heurgon
y J. P. Néraudau). Si se sigue a Tito Livio, parece ser que prácticamente todos los atle
tas etruscos fueron esclavos, a imitación de lo que ocurriría en Roma (Cameron).
El texto de Festo alude al auriga Ratumenna (en etrusco, Rathumsna), vencedor
de una competición en Veyes, en tiempos de Tarquinio el Soberbio. El de Tito Livio,
a la interrupción violenta en el año 403 a.C. por parte de un rey de Veyes de unos
juegos anuales (ludicrum) —evidentemente celebrados en el Fanum Voltumnae— al or
denar retirar a sus «actores» (artífices, en latín), casi todos los cuales eran esclavos su
yos, de las competiciones deportivas. Aquella retirada fue debida a no haber sido ele
gido tal rey como «sacerdote» de la Liga etrusca.
El pasaje del precitado historiador latino revela, como ha matizado D. Briquel, la
sociología del mundo de los juegos etruscos, totalmente diferente de la de los panhe-
lénicos. A los primeros no acudían libremente los atletas siguiendo la llamada de sus
ciudades, sino especialistas de condición servil, cuyo señor podía retirarlos de las
competiciones cuando lo creyera conveniente.
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