Page 232 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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desarrollo  puede  leerse  en  Dionisio  de
                                             Halicarnaso (II, 70).  Si se acepta esta hi­
                                             pótesis,  Etruria  habría  conocido  tam­
                                             bién la existencia de este colegio y de un
                                             rito similar al de los salios latinos.
                                                En  la  gema  se  ve  a  dos  personajes
                                             barbudos,  vestidos  con  túnica  corta so­
                                             bre  la  que  va  un manto  adornado  con
                                             un tritón, en un caso, y con un Capricor­
                                             nio  en  otro,  descalzos,  pero  velados,
                                             que  transportan  seis  escudos  sagrados
                                             (ancilia),  pendientes  de  una pértiga que
                                             cargan sobre su hombro. Tal transporte,
          Gema con un «ritual de los Salios». (Museo
        Arqueológico, Florencia.). (Tomado de M. Torelli).  a  través  de  la  ciudad,  dando  pequeños
                                             saltos  rituales  (saltatio,  amptruatio)  al
                                             tiempo que se golpeaban los escudos, se
                                             efectuaba  en  Roma  dos  veces  al  año
        (marzo y octubre), señalando con el mismo el inicio y el final de un período bélico.
           Dado  el  origen  etrusco  de  la  gema,  no  es  impensable  aceptar la  existencia  de
        aquel rito.


        E l h u m o r  e t r u s c o

           Al no haber llegado ninguna obra literaria ni tampoco referencias en las inscrip­
        ciones  etruscas a palabras conectadas  con  el humor, J.  K. Whitehead se planteó en
        un interesante  artículo, aparecido en 1996, la posibilidad  de acercarse al humor de
        aquella civilización,  aspecto de la vida cotidiana etrusca totalmente  desconocido.
        A tal fin, dicha autora fue explorando en el arte etrusco cuantas escenas o figuracio­
        nes plásticas fueran susceptibles de ser interpretadas, bajo los condicionantes moder­
        nos, en clave de humor.
           Espigando en paneles pictóricos (de la Tomba Campana, por ejemplo), en las de­
        coraciones de ánforas (una del Pintor del Sileno) y de hidrias (de Caere), en algunos
        askoi,  susceptibles de mostrar un lado cómico en sus perfiles más o menos exagera­
        dos, y en urnas cinerarias (la de Paolozzi, con cabezas de grifos de enormes genita­
        les), la evidencia de un humor etrusco, incluso crítico, es innegable. Y esa evidencia
        se reafirma al examinar algunos temas míticos que decoraron determinadas cerámi­
        cas (como puede ser la hidria caeretana del llamado Pintor Busiris, del siglo vi a.C.,
        hoy en Viena, en la cual se parodia una escena de Heracles) o al evaluar determina­
        das terracotas que figuran a Silenos y Ménades en posturas más o menos festivas o
        cómicas. Y, sobre todo, al contemplar algunas pinturas presentes en las tumbas (caso
        de las fuertes escenas eróticas de la  Tomba dei Tori de Tarquinia),  susceptibles de ser
        «leídas» bajo la ironía, la sonrisa o el humor, aparte de su posible significado apotro-
        paico o mítico, conectado con la figura de Troilo.







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