Page 228 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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La trompa circular o comu, fabricada también en metal, se generalizó hacia la mitad
        del siglo iv a.C. La conocemos por una representación sobre un ánfora de figuras negras
        de Tarquinia, en la que un músico, tocando tal instrumento, se halla al frente de una tro­
        pa de hoplitas. También en una terracota arcaica (hoy en el Ashmolean Museum
        de Oxford), decorada con una escena de triunfo, se ve una trompa de pequeño tama­
        ño. En la Tomba Golirti I  aparece la figura de otro cornu. Diferentes umas de Volterra tes­
        timonian también la presencia de tales trompetas. El sonido de dicho instrumento hubo
        de ser parecido, quizá, al de una trompeta de nuestros días, aunque más grave.


        Instrumentos de cuerda

           Conocieron, asimismo, los etruscos algunos instrumentos de cuerda, entre ellos,
        la lira y la cítara, que solían tocar acompañando a la música de la flauta. Por lo gene­
        ral, estos dos instrumentos los solían tañer usualmente los hombres, tanto de condi­
        ción libre (músicos oficiales) como servil (músicos domésticos). En casos muy espe­
        ciales  (danzas  de  animación),  también  las mujeres y los niños podían tocar dichos
        instrumentos  de  cuerda.  Para  su  adecuado  manejo  empleaban  plectros  de  hueso
        o  marfil,  y nos  han  llegado  algunos  de  estos  elementos  auxiliares  (la  Colección
        Castellani del Museo de Villa Giulia de Roma conserva un interesante grupo de plectros).
           Se sirvieron de diferentes tipos de liras, desde las más simples hasta las más com­
        plejas, sin olvidar el barbiton heptacordo (Tomba del Triclinio en Tarquinia,  Tomba
        della Caia en Chiusi —ésta hoy perdida—), la lira de claves (stámnos de Caere, del
        siglo m a.C., hoy en Viena) y la lira disimétrica (sítula de la Certosa).
           Respecto a las cítaras, conocieron dos tipos: la «cítara de cuna», llamada también «cí­
        tara de ojos» por el tipo de decoración, y la «cítara de concierto» o «gran cítara». Las pri­
        meras fueron tanto heptacordas (caso de la figurada en un relieve de Chiusi, hoy en Ber­
        lín, y en la Tomba Golinilát Orvieto) como hexacordas (Tomba dei Leopardi de Tarquinia).
        El musicólogo B. Lawergren ha mostrado los paralelos técnicos de este tipo de cítaras con
        las de Anatolia, además de señalar la escasez de ejemplares de tal tipo en Grecia.
           La «cítara de concierto» sólo estuvo en uso hasta el siglo v  a.C. Entre las repre­
        sentaciones que nos han llegado señalamos únicamente la existente en la Tomba della
        Pulcella de Tarquinia,  de gran tamaño y con caja trapezoidal y de  tipo heptacordo.
        Este tipo de cítara fue evolucionando a formas más simples hasta alcanzar cajas de re­
        sonancia de forma paralelepípeda (urna de alabastro de Volterra).
           La música de lira y de cítara fue muy común, según J.-R. Jannot, en los banque­
        tes, en los funerales (ceremonias de la próthesis y de la ekphorá) y en los llamados «ritos
        de puerta». Estos últimos tenían lugar delante de la puerta cerrada de la tumba o ante
        las falsas puertas del interior de las mismas, como puede verse en las figuraciones exis­
        tentes en la Tomba Cardareüi o en la dei Vasi Dipinti. En cambio, en las escenas de dan­
        za, de juegos atléticos o teatrales no aparecen representadas ni liras ni cítaras.


        Instrumentos de percusión

           Entre los instrumentos de percusión, los crótalos fueron los únicamente emplea­
        dos. Los hicieron de bronce, madera e incluso terracota y casi siempre fueron mane­
        jados por mujeres danzarinas, vestidas con ropas amplias y transparentes. Que sepa-


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