Page 223 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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estar integrados por ello en la comunidad. Los análisis antropológicos efectuados so­
        bre los restos no determinaron ninguna muerte violenta, si bien ese hecho no apor­
        ta ningún dato concluyente sobre si fueron o no sacrificados.
           Que se sepa los etruscos no representaron muertes violentas de niños en sus figu­
        raciones. Incluso el motivo pictórico de una oinochoe, hoy en Orvieto, que recoge a
        dos mujeres sosteniendo a un niño desnudo y empuñando un cuchillo ha sido de­
        sestimado  como representación de un sacrificio infantil, pues tal pintura puede ser
        interpretada míticamente (¿Orfeo niño dilacerado por las Bacantes?).


        Conocimientos anatómicos

           De acuerdo con los exvotos que nos han llegado, que modelaban partes del cuer­
        po humano (en última instancia se volvían hacia sus dioses pidiendo curación), pue­
        de afirmarse que los etruscos tuvieron rudimentarios conocimientos de la anatomía
        humana. Fabricados los exvotos en terracota y también, aunque menos, en bronce,
        mármol y metales  preciosos,  tales  donaria estaban  conectados  con el concepto  de
        «sustitución»,  a su vez relacionado con el de  «enfermedad»  como  culpa que  había
        que expiar. El valor último de los mismos era el de una ofrenda para obtener la cura­
        ción o la protección frente a la enfermedad, fijada en la parte del cuerpo que se mo­
        delaba.
           Las partes anatómicas más comúnmente figuradas fueron: tórax masculinos y fe­
        meninos,  cabezas, ojos,  orejas,  nariz, lengua,  senos, pies, manos,  órganos  genitales
        masculinos y femeninos, corazón, pulmones e intestinos. En algunos casos se trata­
        ba de exvotos poliviscerales por hallarse
        enfermo más  de un  órgano o por igno­
        rarse  la  naturaleza  de  un  mal,  existente
        en alguno de ellos.
           En  numerosos  lugares  etruscos  se
        han hallado tales exvotos, sobresaliendo
        por su interés un pequeño torso, conoci­
        do como «el hombre abierto» (hoy en el
        Museo Etrusco del Vaticano), en terraco­
        ta, con una incisión torácico-abdominal
        que permite apreciar claramente los pul­
        mones,  el  corazón,  los  riñones,  el híga­
        do,  el estómago y el intestino de la per­
        sona que lo había dedicado.
           También en el mismo museo se halla
        un tórax humano en mármol, en el que
        se  marcan  perfectamente  el  esternón  y
        las costillas, si bien con claras imprecisio­
        nes  anatómicas.  Por otro  lado,  un  torso
        viril,  del que restan  75  cm  de  altura, he­
        cho también de terracota y localizado en
        Portonaccio  (Veyes),  demuestra el  domi­
        nio de SU anónimo artista en la plástica de   Torso en terracota. Veyes. (Museo de Villa Giulia,
        la musculatura abdominal y pectoral.               Roma.)

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