Page 227 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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(octava) y graves (bordón) de tales instrumentos se podían oír en todas las manifes­
        taciones musicales etruscas.
           Los subulones o flautistas, socialmente de la clase libre y verdaderos profesionales
        de la música, iban vestidos de modo especial,  con largos chitones de mangas  cortas
        (Tomba degli Auguri), y portaban una banda de cuero en las mejillas para protegerse
        los labios (phorbeia),  como podemos ver, por ejemplo, en un relieve de Chiusi, hoy
        conservado en el Museo Barracco de Roma. En cualquier acto festivo, báquico, pro­
        cesional o funerario, la presencia de tales músicos era cosa obligada. Lo fue también
        en los combates de boxeo, pues sus notas marcarían el comienzo de los mismos, así
        como sus diferentes asaltos. En los intervalos, los flautistas —es de suponer— entre­
        tendrían a los espectadores con sus músicas.
           La imagen más  significativa  del  «auleta»  etrusco  es,  sin  duda,  la  ofrecida en la
        Tomba dei Leopardi, de Tarquinia, que lo figura con los labios cerrados sobre la boqui­
        lla del diaulós y las mejillas fuertemente hinchadas debido al esfuerzo de la ejecución.
        Cada una de sus manos aguanta las correspondientes cañas del instrumento.


        Las trompetas
           Asimismo, en los enfrentamientos militares el sonido estrepitoso de las trompetas
        de bronce (tyrsenikésálpinx, tynhenica tuba) ayudaba a enardecer a los soldados etruscos
        y a atemorizar a los enemigos. Tal instrumento gozó de justa fama, hasta el extremo de
        que los grandes trágicos griegos (Esquilo, Sófocles y Eurípides) aludieron al mismo en
        sus obras. Sófocles en concreto, en su tragedia Ayax, no dudó en comparar la voz de
        la diosa Atenea con el sonido de una trompeta tirrénica de broncínea boca.
           El propio Plinio el Viejo (Mat. Hist., VII, 51), con evidente anacronismo, llegó a
        atribuir a los etruscos la invención de la trompeta, siendo Pisaeus, el hijo de Tirreno,
        su inventor. También Estrabón (VII, 2) consideró que los etruscos fueron los creado­
        res de dicho instrumento. Esta idea fue repetida por muchísimos otros autores, entre
        ellos, Silio Itálico, Ateneo, Servio, Lactancio e incluso San Isidoro de Sevilla.
           Por otra parte, hay que indicar que la trompeta estuvo presente en cuantos hechos
        militares desarrollaron los etruscos, comenzando por las batallas (Tito Livio, IX, 32) y
        terminando por las ejecuciones de prisioneros, sin olvidar las competiciones deporti­
        vas, en las cuales su sonido indicaría el comienzo y el final de las mismas.
           En la Roma etrusca se celebraba dos veces al año una ceremonia durante la cual
        las trompetas eran purificadas (tubilustrium o lustratio tubae).
           Al igual que en el caso del aulós, los etruscos conocieron diversos tipos de trom­
        peta que, obviamente, producían sonidos distintos, entre ellos, la tuba (trompeta rec­
        ta), el lituus (trompeta alargada con extremidad curva) y el cornu (trompa circular). De
        estos tres tipos de instrumentos, el que producía sonidos, si se quiere, más desgarra­
        dores, era el lituus, tocado durante las guerras, las razias y los ataques piráticos. Su pri­
        mera función, según R. Rebuffat, fue la de servir de comunicación entre las naves.
        Tal instrumento, fabricado de cobre o de hierro, pero con embocaduras de hueso y
        de, aproximadamente, 1,50 m de longitud, aparte de ser conocido por algunas pintu­
        ras (ánfora del Pittore diBerlino), también lo es por haber llegado a nuestros días algu­
        nos ejemplares, como el existente en el Vaticano y el hallado en una favissa de Tar­
        quinia, en el área sagrada de Pian di Civitá, fechable en el siglo vil a.C. Se ha supues­
        to  que  sólo  la fuerza  con  que la boca impelía el  aire  sería  capaz  de  determinar la
        diversidad de sonidos, siempre limitados.


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