Page 230 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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La danza, en cualquier caso, es uno
de los motivos más populares del arte
etrusco, y nos han llegado infinidad de
manifestaciones en tal sentido. Las pri
meras representaciones de danzas estu
vieron asociadas a contextos funerarios
militares, tal como puede verse en el
stámnos de bronce de Bisenzio, al que ya
hicimos referencia. En el mismo se ven
—recordemos— numerosas figurillas de
hombres desnudos blandiendo escudos
y armas con pasos rítmicos en torno a
una bestia encadenada, que funcionaría
como tótem o como símbolo —para
otros— de la propia Muerte.
Una sítula, en plata dorada, del siglo
vil a.C., con decoración y el nombre de
Plikasna, grabado dos veces, hallada en
Chiusi y hoy en Florencia, presenta a dos guerreros en trance de saltar, precediendo
a otros que marchan a caballo y a pie, componentes sin duda del ejército gentilicio-
clientelar del propietario de la sítula. El tema central decorativo representa, sin em
bargo, un combate de boxeo con acompañamiento musical. Un vaso falisco-capena-
te, conservado en Hamburgo, y una de las pyxídes de marfil de la Pania (Chiusi),
atesorada en Florencia, también recogen el motivo de la danza armada.
Sobre cerámica se figuraron infinidad de danzas de tal género, ambientadas en
medio de combates fingidos y de procesiones con acompañamiento a veces de mú
sicos. Por citar un par de ejemplos: el ánfora de figuras negras del siglo vi a.C. (hoy
en el British Museum), anteriormente citada, del Pittore di Micali, y el ánfora del
Pittore dei Satiri Danzanti (Karlsruhe, Badisches Landesmuseum), recogen entre sus es
cenas un grupo de figuras de danzantes acompañadas de músicos.
En otras ocasiones, en algunas pinturas de tumbas son sátiros (o Silenos) los que
se hallan bailando en tomo a determinados dioses o bien personajes que danzan al
son de instrumentos musicales (Tomba del Triclinio y Tomba dei Leopardi, ésta muy fa
mosa por tal motivo). En la Tomba delle Baccanti y en la delle Fustigazione, sonadores
de lira y de cítara se hallan danzando con un entusiasmo tal que parecen presos de
éxtasis (J.-R. Jannot). En la Tomba delle Iscrizioni, un «auleta» anónimo —¡el perro que
aparece en la escena tiene nombre: Aeflal— ejecuta un paso de danza en medio de
los participantes del banquete.
También han llegado representaciones de danzas a modo de ritos coreográficos, eje
cutadas por mujeres que se golpean el pecho y se arrancan el cabello. Estas danzas de
tipo funerario se hallan dirigidas y pautadas asimismo por una mujer que toca el aulós.
Sabemos también que los guerreros etruscos practicaban danzas militares rítmi
cas de carácter funerario, mágico y religioso, batiendo en ocasiones sus lanzas sobre
los escudos.
Para G. Camporeale, el danzador armado hubo de tener el mismo rango social
que los actores, atletas y bailarines en general. Serían profesionales, probablemente li
gados hasta el siglo v a.C. a los señores ricos, para pasar a serlo con posterioridad a
las autoridades de las ciudades.
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