Page 306 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
P. 306
sarcófago se halla pintado el mito de la muerte de los prisioneros troyanos por parte de
Aquiles para vindicar la muerte de su amigo Patroclo, complementado en sus lados con
escenas de amazonomaquia, todo ello, sin embargo, muy deteriorado, pero conocido
gracias al estudio de L. Dasti y G. Kórte, de finales del siglo xrx. Este Sarcófago del sacer
dote, como así se le conoce, al parecer, fixe esculpido en Sicilia.
Otro, de finales del siglo iv a.C., trabajado en mármol (2,20 m de longitud) y ha
llado en Tarquinia, en cuyo museo se guarda, perteneció a Velthur Partunus, el «Mag
nate», quien aparece echado sobre su lado izquierdo encima del lecho funerario por
tando la pátera. El interés del mismo radica en el rostro del difunto, de carácter retra-
tístico. La inscripción (TLE, 126) presente en el frontis del sarcófago —decorado con
escenas de una amazonomaquia y centauromaquia— recoge los importantes cargos
que había desempeñado Partunus, muerto a los ochenta y dos años de edad.
Un tercero, de la primera mitad del siglo m a.C., es el que recoge en su tapadera
la figura de un anciano personaje semitumbado, conocido como Obesus etruscus, con
el vientre muy pronunciado. El anillo que porta en el anular derecho y la phidle de la
mano izquierda subrayan la dignidad y la riqueza que hubo de tener en vida. La la
bra del mismo, la psicología que traduce el rostro, motivan la gran notoriedad del
Obesus, una de las obras más refinadas de la producción plástica etrusca. Tal sarcófa
go proviene de Chiusi y se atesora hoy en Florencia.
El siguiente sarcófago, de finales del siglo ni a.C., formó parte del monumento
funerario de Arnth Velimnas, el fundador del hipogeo de los Volumni de Perugia. Este
sarcófago consta de dos partes: una superior, constituida por un magnífico lecho or
namental sobre el que aparece recostado el difunto, que porta la consabida pátera;
y otra inferior, a modo de gran zócalo que evoca la fachada de una tumba. En la par
te central de este segundo cuerpo, Arnlh Velimnas aparecía pintado junto a su herma
no en el umbral de una puerta, la cual está enmarcada por dos impresionantes alto-
rrelieves que figuran a dos divinidades aladas del destino.
El quinto (1,98 m de longitud) —uno de los 21 impresionantes sarcófagos que
fueron hallados en la necrópolis de Monterozzi, de Tarquinia—, fechado hacia
el 250 a.C., según G. Colonna—, perteneció al arúspice Laris Púlenos, quien aparece
recostado sobre el lecho, apoyando su brazo izquierdo sobre dos cojines y teniendo
en sus manos un volumen inscrito con un elogium en el que se recoge su genealogía
(era descendiente de griegos), su devoción a los dioses Catha y Pacha, la autoría de un
libro de aruspicina y los cargos desempeñados (TLE, 131). Las tres escenas relivarias
del friso de este sarcófago, de gran efectismo plástico y volumétrico, son también de
un gran interés religioso. Forman una secuencia continua en la que se ve a un demo
nio femenino (Vanth) portando una gran llave, sin duda encargado de introducir a un
togatus, que tiene en su mano derecha un cuchillo sacrificial y que está mirando a la an
tes citada Vanth; a dos Charu(n) que, apartándose, amenazan con sus martillos (¿o de
jan pasar?) al togatus, cuya cabeza está lamentablemente perdida; y a una figura alada
que supervisa el castigo de un condenado en el Infierno, condenado identificado re
cientemente por F. Roncalli con Sísifo, habida cuenta de la roca que puede verse en el
friso. Obviamente, el hombre con toga podría identificarse con Laris Pulenas, quien
es recibido en el Más Allá sin sufrir castigo alguno al saber pronunciar las palabras sa
gradas que permitían acceder al otro mundo (y que conocía por su profesión) y efec
tuar los correspondientes sacrificios simbolizados en el cuchillo que porta.
El último sarcófago que aquí consideramos, obra de finales del siglo m a.C., per
teneció a Hasta Afunei, de Chiusi (hoy conservado en Palermo) y del que se habló
312