Page 353 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
P. 353
este de importantes piezas. Agotados los repertorios ornamentales, serían Caere y
Veyes los centros que destacarían en la producción cerámica, con piezas decoradas
con motivos mitológicos y también estandarizados (píthoi de impasto, sobre todo).
Merece especial mención unas formas vasculares de impasto, conocidas con el
nombre etrusco de spanti por aparecer el mismo grabado en los poquísimos ejempla
res que han llegado hasta hoy, todos de procedencia caeretana y elaborados en el pri
mer cuarto del siglo vil a.C. Como ha destacado G. Bagnasco Gianni, eran deriva
ción de formas orientales, destinadas a ser utilizadas como vasos rituales, semejantes
a las páteras y a los vasos hititas denominados ishpantura.
Algunos ceramistas famosos
Junto a las cerámicas con decoración geométrica comienza a florecer la cerámica
claramente orientalizante, sobresaliendo algunos alfares en Caere. Aparecen, como
motivos decorativos de interés, diferentes animales e incluso figuraciones totalmen
te novedosas, caso del centauro que decora un píthos elaborado en impasto. El Pittore
dell’Eptacordo quizá sea el artista de mayor personalidad, manejando la figura huma
na con gran soltura, como puede verse en una de sus ánforas, hoy en Wurzburgo. En
la misma aparece la danza acrobática de cinco personas al son de una cítara de siete
cuerdas (tal instrumento ha servido para dar nombre al anónimo ceramógrafo).
A tal pintor también se le adscribe el famoso bicónico de Caere (hoy en el Museo
de Cerveteri), pieza cerámica muy estudiada y en la que se figura, además de anima
les, una pareja humana, dependiente en su iconografía de algún modelo griego y en
conexión con algún episodio de la Guerra de Troya.
Hacia la mitad del siglo vn a.C. se empezó también a imitar la cerámica corintia
—estudiada, entre otros, por G. Colonna y J. G. Szilágyi—, originándose una abul
tada y rica producción local etrusco-corintia, con centros ubicados en Tarquinia
(la llegada del corintio Demarato con su equipo de fictores fue determinante), Vul
ci, Veyes y Caere. Aquí, muy probablemente —en sentido afirmativo B. Schweit
zer—, trabajó un gran artista ático, de origen cicládico, después de una estancia en
Siracusa. Nos referimos a Aristonotbos, autor de una celebérrima crátera, localizada
precisamente en Caere y hoy atesorada en los Museos Capitolinos (Palazzo dei Con
servatori) de Roma. Tal pieza, de la que se habló en páginas anteriores, se halla deco
rada con una escena de la Odisea (Ulises y sus compañeros ciegan al Cíclope) y con
una batalla naval entablada entre dos naves de guerra, una griega (egea) y otra etrusca.
Se asistió también por aquellas fechas a un repentino cambio de técnica con án
foras de mayores dimensiones (60 cm de altura media) y asas de perfil muy curvado,
y aryballoi piriformes de pequeño tamaño. Entre los pintores del Gruppo di Monte
Abatane hay que reseñar al Pittore dei Cappi, quien, hacia el 630 a.C., inició la pintu
ra vascular etrusco-corintia, incorporando a sus cerámicas, como temática, el hipo
campo y la pantera. A este momento pertenecen la oinochóe de Tragliatella, que ya co
nocemos, con motivos incisos de gran capacidad narrativa y objeto, incluso, de pro
puestas interpretativas hermenéuticas, así como las obras del Pittore di Garovaglio, que
introdujo como novedad las figuras de guerreros. Una ólpe de ruedecillas, hoy en el
Museo de Villa Giulia de Roma, con diferentes hoplitas, es de gran interés.
Ceramista de notable fama, todavía no emancipado de las influencias orientali-
zantes, fue el Pittore di Pescia Romana, de gran habilidad técnica y de repertorio temá
359