Page 351 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Los primeros ejemplares

           Si en la Edad del Bronce la producción vascular itálica fue pobre y tosca, hecha
        a mano en su totalidad, con impasto oscuro (cerámica de arcilla no depurada) y con
        sencillas  decoraciones  geométricas,  reservada  prácticamente  al  ámbito  doméstico,
        pronto en la fase protovillanoviana, y sobre todo ya en la vittanoviana, aparecería una
        cerámica de mejor calidad, de mayor tamaño y de perfiles bitroncocónicos, muy em­
        pleada como recipientes para contener las cenizas de los difuntos, adoptando, a ve­
        ces, las formas de una cabaña de planta circular o cuadrangular (ejemplar, por ejem­
        plo, de la Tomba Selciatello di Sopra, en Tarquinia), o simplemente con el típico perfil
        bitroncocónico. En este último caso, tales urnas cinerarias estaban cubiertas con pie­
        zas cerámicas  en forma de escudilla (asociadas  a urnas  cinerarias femeninas)  o con
        yelmos (destinadas a hombres).
           Entre los ajuares que solían acompañar a los restos cinerarios, si se trataba de mu­
        jeres, se hallaban, entre otros objetos, las fusayolas, y en el caso de los hombres, na­
        vajas de afeitar de bronce, todo ello delimitando un claro componente ideológico y
        de diferenciación sexual, social o de funciones. Toda esa cerámica, por supuesto, apa­
        rece decorada con sencillas incisiones geométricas.



        Cerámica delperíodo orientalizante
           Enseguida, ya en el siglo viii a.C., la cerámica etrusca adoptó nuevas formas que
        eran continuación de la cerámica presente en las tumbas villanovianas. La selección
        de  las  arcillas,  así como  la cochura,  en hornos  adecuados  de  arcilla refractaria,  fue
        más cuidada,  todo ello estimulado por la presencia de material cerámico  de origen
        griego.  Está  documentado  que  fueron  los  griegos  quienes  dieron  a  conocer  a  los
        etruscos  el  torno  de  alfarero,  las  nuevas  técnicas  de  depuración  de  las  pastas,  así
        como el gusto por la decoración polícroma, que se disponía sobre apropiados engo-
        bes, y la diversidad de formas cerámicas.
           Durante el período orientalizante se asistió en los alfares etruscos, en donde se mo­
        delaban, decoraban y cocían los vasos, a una mayor producción cuantitativa (exigida
        por la necesidad de almacenar y comerciar con vinos, aceite y granos) y cualitativa,
        sobre todo imitando cerámicas de la llamada época geométrica griega, cuyos ejemplares
        más significativos, de inspiración euboica, lograron fabricarse primero en Veyes y lue­
        go en Vulci.
           En el territorio de esta ciudad, en Pescia Romana, se halló uno de los ejemplares
        más bellos de la cerámica geométrica griega, importada en Etruria y hoy en el Museo
        Arqueológico de Grosseto. Se trata de una crátera euboica, de pasta clara, con decora­
        ción rojo-marrón, atribuida al Pittore di Cesnola, fechada en el 730 a.C.
           Entre las formas nuevas  de este período —no  se sabe si creación villanoviana,
        autóctona etrusca o de importación— hay que citar los vasos canopos (término toma­
        do de la arqueología egipcia), que fueron utilizados en Etruria como urnas cinerarias
        y que se mantuvieron en uso mientras duró el rito funerario de la incineración. Tales
        urnas consistían en un pequeño contenedor de forma más o menos ovoidea, hecho de
        impasto, buccbero y raramente bronce, que se recubría con una tapadera en forma de ca-


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