Page 37 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Interi  ;r de una tumba etrusca.



           Con el fin de buscar soluciones al insoluble problema de la cuestión etrusca no han
        faltado autores (H.  Mühlestein) que han llegado a mantener posturas eclécticas, ar­
        gumentando  un  doble  origen  de  procedencia.  Habría  habido  una primera  oleada
        etrusca proveniente  del  centro y del norte  de  Europa,  a  través  de  los Alpes  o  del
        Adriático, y otra posterior, por mar, desde el Asia Menor.
           Excepto  esta  moderna  teoría,  totalmente  artificial  y  forzada,  las  tres  que  se
        han expuesto, combinando  de modo adecuado los  datos  conocidos, pueden ser
        aceptadas, pues contienen elementos válidos históricamente, pero todas ellas en­
        cierran  también  serios inconvenientes,  así  como  elementos  de  difícil  comproba­
        ción  científica, por lo  que  su manejo  con  tal metodología, planteada en los  tres
        casos desde presupuestos de «procedencia» o, si se quiere, de «invasión», las hace
        inoperantes.
           De acuerdo con M. Pallottino, la «base metodológica de la discusión debe esta­
        blecerse delimitando el concepto de lo etrusco a una realidad histórica susceptible de
        control, que es la de una nación que floreció en Etruria entre los siglos viii y  i a.C.
        con lengua y  costumbres propias».  Y, para ese  concepto,  el  enfoque metodológico
        más apropiado no es el de determinar el origen geográfico de los etruscos sino el de
        la  formación de lo etrusco. Dicha formación, desarrollada lentamente, originó una cul­
        tura,  un éthnos,  una estructura socioeconómica articulada en Etruria,  entre la Edad
        del Bronce y  la plena Edad del Hierro, que abocaría en lo etrusco.
           Bajo este nuevo enfoque, original y lógico, no debe olvidarse que se halla laten­
        te la teoría de la autoctonía itálica del pueblo etrusco, aunque sea en un sentido rela­
        tivo. Sin embargo, el propio M. Pallottino reconoció, en diferentes ocasiones, que su
        punto de vista sobre los orígenes etruscos no debía ser confundido con la tesis de la
        autoctonía. No se debía identificar de modo automático a los etruscos con las pobla­
        ciones indígenas preindoeuropeas en Italia.

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