Page 94 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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recibió una colonia militar de veteranos silanos, que se repartieron las tierras confis
cadas por el vencedor. La ciudad terminó siendo sobrepasada en importancia por
Florencia, muy cercana, y también asentamiento etrusco, que acabaría siendo colo
nia romana.
Típicas producciones de Fiésole —estudiadas por F. Magi y F. Nicosia— fueron
sus cipos, tanto esféricos como bulbosos, y estelas funerarias (estelas fiesolanas), de
variada tipología —muy curiosas las de tipo lira— de las que se han hallado algunas
en varias zonas de su territorio. Debe recordarse la estela de Larth Ninie que lo figu
ra armado con lanza y hacha.
O tr a s c iu d a d e s e t r u sc a s se pt e n t r io n a l e s
Sin pretender ser exhaustivos, debe indicarse que se han detectado también im
portantes enclaves etruscos en Cosa, Talamone y Marsiliana d’Albegna, todos ellos
ubicados en la Etruria marítima.
Cosa, sobre un promontorio rocoso, no lejos de la también etrusca Orbetello,
fue una fundación etrusca, pero muy pronto quedó ocupada por los romanos,
que la dotaron de importantes murallas, monumentos y edificios públicos al ha
cerla colonia en el 273 a.C. Su prosperidad se debió sobre todo a la agricultura y
a su puerto marítimo por el que se exportaban, entre otros productos, los vinos de
Vulci.
Talamone (en etrusco Tlamu y en griego Telamón y que el mito ligaba a los viajes
de los Argonautas) fue otro de los puertos más activos del territorio de Vulci. Situa
da sobre la colina de Talamonaccio, pero también con hábitat en la cercana colina
de Bengodi, y con diferentes necrópolis, ha restituido numeroso material etrusco
(muy notables son los fragmentos de los siglos ii-i a.C. con la temática griega de Los
Siete contra Tebas que decoraron el más que notable frontón de terracota en altorrelie-
ve de su templo del siglo iv a.C.).
Por lo que respecta a Marsiliana dAlbegna, identificada por algunos con la
Caletra del ager Caletranus del que hablan Tito Livio (XXXI, 55) y Plinio el Viejo
(Nat. Hist., II, 8), fue una ciudad de corta existencia, pues, fundada en el siglo viii
a.C., apenas alcanzó el siglo vi a.C., momento en que fue desplazada por Magliano.
Su asentamiento urbano todavía se desconoce, pero no así sus diferentes necrópolis,
algunas con tumbas villanovianas de pozo y de fosa.
Sus necrópolis de la Banditella, de Macchiabuia y de Perazzeta, fechables en el si
glo vil a.C., han facilitado material de producción etrusca meridional (cerámicas, sí-
tulas, trípodes, incensarios), así como de origen oriental (fenicio y caucásico) y grie
go (cerámicas corintias y jónicas). En algunas de sus tumbas aristocráticas han apare
cido, asimismo, los carros utilizados en las ceremonias fúnebres y las armas de hierro
de los sepultados. De la Tomba degli Avon (necrópolis de la Banditella) procede uno de
los mejores alfabetos etruscos conservados, inscrito sobre una tablilla escriptoria
de marfil de muy pequeñas dimensiones.
La situación geográfica de Marsiliana d’Albegna la convirtió en un verdadero
puente entre Vetulonia, Ruselas y Vulci, ciudad esta que acabaría por destruirla.
Referente a la Etruria interior hay que señalar que presenta ocupación humana,
entre otros lugares, en Quinto Florentino —no lejos de Fiésole—, con dos grandio
sas tumbas orientalizantes de tipo thólos (de una tercera no quedan ni rastros): la prin
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