Page 98 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
P. 98

ca Felsina (hoy Bolonia),  Módena, Parma,  Piacenza,  Mantua y Adria,  así como las
       fundadas ex novo, Spina y Marzabotto.
           Felsina (más exactamente Felsna),  llamada luego en latín Bononia,  fue un vital
       nudo de comunicaciones por confluir en ella importantes vías comerciales. Había
        acogido  asentamientos  villanovianos,  activos  durante  varios  siglos  hasta  que  se
        operó  su total etrusquización. Además  de  numerosos  objetos metálicos  de la Pri­
        mera Edad del Hierro, de dos centenares de estelas funerarias de diferentes tipolo­
       gías  —producción  típica  de  su  arte—,  el  enclave  ha  facilitado  notable  material
       prehistórico, griego y etrusco, consistente en estatuillas tipo kouros y kóre y una am­
       plia e interesante gama de sítulas. Los etruscólogos aceptan que tal enclave, inicia­
        do en torno del área de Villa Cassarini-Villa Bosi, fue el resultado de un proceso de
        sinecismo, que tal vez se iniciaría a finales  del siglo IX a.C. por motivaciones reli­
        giosas,  pero  sin  olvidar razones  económicas,  dada  su  proximidad  a yacimientos
        metalíferos, y que cristalizaría en el siglo vi a.C. Sea como fuere, la leyenda —lue­
        go aceptada por Virgilio (Eneida, X, 198), Silio Itálico (VIII, 598-599) y repetida por
        Servio (AdAen. X,  198)— hizo a Ocno (Aucnus), hijo o hermano del mítico Aules­
        te,  el fundador de la ciudad.  Como dato de interés hay que señalar que en la ne­
        crópolis  Melenzani  se  halló  una  anforita  de  impasto  —estudiada  por  C.  Morigi
        Govi y G. Colonna— con una inscripción etrusca, de finales del siglo vil a.C., den­
        tro de un contexto  del final del villanoviano, elemento significativo para teorizar
        acerca del origen de los etruscos.
           No lejos de Bolonia, en lo que hoy es Casalecchio di Reno, surgió un enclave sub­
        sidiario de carácter colonial (S. Tovoli) que alcanzó gran actividad en el siglo vi a.C. En
        las cercanías de Monterenzio, en la localidad de Monte Bibele, se creó un enclave ha­
        bitado por prófugos etruscos que huían de los galos, cuya actividad básica fue la me­
        talurgia (D. Vitali).
           Remontando el río Reno, en su valle medio se ubicó Marzabotto (en etrusco qui­
        zá Misa o Misna), fundada poco antes del año 500 a.C., de acuerdo con un modelo ur­
        banístico regular (trazado hipodámico), por grupos etruscos provenientes del centro de
        Etruria —o tal vez de Felsina—, para explotar el hierro de los Apeninos. Tal localidad,
        con restos previos villanovianos, sobresalió también por su vocación comercial de manu­
        facturas de bronce y de hierro y por sus recursos en cereales. Destruida hacia el 350 a.C.,
        Marzabotto —nunca citada en las fuentes— apenas pudo luego recuperarse.
           Al noroeste de Felsina se hallaban Módena (Mutina),  Parma y Piacenza (Placen­
        tia). Módena, de origen terramarícola, ocupada por los etruscos, acabaría cayendo en
       poder de los galos en el siglo IV a.C. Parma debió también su existencia a la cultura
        de las terramara. Piacenza, de nebulosos orígenes, facilitó el famoso «hígado aruspi-
        cial», elaborado en bronce., del cual nos ocuparemos en páginas posteriores.
           Más al norte, y a orillas del Mincio, otro afluente del río Po, se levantó Mantua
        (¿la etrusca Manthva?), habitada por tres componentes étnicos y cantada por el poe­
        ta Virgilio, que había nacido en ella, y a la que no se le puede negar fundación etrus­
        ca (Eneida, X, 201; Plinio  el Viejo, Nat. Hist.,  III,  19),  aunque haya proporcionado
       pocos restos de su primera etapa. La leyenda aceptó como fundador de la misma al
        mítico Bianor, hijo del Tiber y de Manto, la heroína epónima de Mantua, confundi­
        do e identificado con Ocno, el también fundador de Felsina.
           Un poco más al norte, en las cercanías de lo que hoy es Verona, existió también
       una comunidad etrusca, a la que había dado vida el clan Aruzinaie, que tributaba cul­
        to al dios Culsans. Otras familias etruscas dieron también su nombre a otras comuni­

        104
   93   94   95   96   97   98   99   100   101   102   103