Page 209 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Ann.  15, 38-41). Nerón tomó las medidas necesarias y abrió sus jardi­
        nes a los afectados, pero corrió el rumor de que él era el autor y había
        cantado ante las llamas un poema obra suya sobre la destrucción de
        Troya. Esto da idea de que se creía al emperador capaz de cualquier
        cosa.
           Nerón usó entonces la fuerza contra una minoría despreciada, los
        cristianos, que fueron quemados vivos para iluminar los juegos circen­
        ses. Tácito describe que,  aunque eran odiados por la muchedumbre
        de Roma y que al principio el pueblo aplaudió, su sufrimiento susci­
        tó piedad (Tac., Ann. 15, 38; 50, 44) (Griffin).


           Un poco más complejas, aunque a la larga mejor valoradas por los
        escritores cristianos, fueron las relaciones de Trajano con los seguido­
        res de Jesús.
           Trajano,  el  Optimus Princeps por  antonomasia,  modelo  de  buen
        emperador, fue también emperador perseguidor, por más que Lactan-
        cio y otros escritores cristianos antiguos traten de silenciarlo.
           En época de Trajano las víctimas de los procedimientos contra los
        cristianos  no  fueron muchas,  aunque hubo  algunas  importantes:  el
        anciano Simeón, obispo de Jerusalén,  crucificado,  e Ignacio,  obispo
        de Antioquía, arrojado a las fieras.
           Las persecuciones no pueden ser analizadas al margen de lo que
        fue la orientación política del régimen de Trajano y de la ideología do­
        minante entre las elites políticas e intelectuales de la época. Además
        los otros testimonios más antiguos que poseemos de escritores paga­
        nos sobre los cristianos son también de época de Trajano, o de inicios
        del reinado de Adriano. Sus autores, Tácito y Plinio el Joven, eran se­
        nadores y Suetonio pertenecía al orden ecuestre. Los tres representan
        la ideología dominante en la época y los tres coinciden en manifestar
        odio y aversión a los cristianos.
           Documentos de incalculable valor para el conocimiento de la po­
        lítica oficial hacia los cristianos son la carta que Plinio, joven goberna­
        dor de Bitinia-Ponto, envía a Trajano pidiéndole consejo sobre su ac­
        tuación con los cristianos y la respuesta de Trajano.
           Plinio comienza la carta planteando que hasta entonces no había
        tenido nunca ocasión de intervenir en procesos (cognitiones) contra los
        cristianos, que, no obstante, estaba seguro de que los cristianos deben
        ser sancionados, pero que tiene dudas sobre cuál debe ser exactamen­
        te la acusación que se debe hacer contra ellos y cómo se debe llevar a
        cabo el proceso.

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