Page 213 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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desarrollado siempre una notable actividad edilicia, pero Trajano su­
        peró a todos gracias a los medios financieros de que disponía, sobre
        todo por el tesoro de los dacios, y por la obra de un gran arquitecto,
        Apolodoro de Damasco.
           Nerón aprovechó la reconstrucción de la ciudad para comenzar
        sobre las ruinas de la Domus transitoria la construcción de la Domus au­
        rea. Se necesitaban grandes sumas de dinero, y el tesoro, ya empobre­
        cido por los despilfarros  anteriores, no lo pudo soportar. La percep­
        ción de los impuestos se volvió más rigurosa, hubo amplias confisca­
        ciones bajo pretextos varios, aumentaron los dominios imperiales. Las
        provincias, al menos en Oriente, fueron duramente explotadas y dis­
        minuidas de sus obras de arte para el embellecimiento de los palacios
       y los jardines.
           Pero sin duda la contribución más duradera de Nerón a la civiliza­
        ción romana quizá haya sido su patronazgo a la arquitectura. La ver­
        dadera importancia de la domus aurea, aparte de la existencia de una
        triple columnata a lo largo de una milla o de un comedor con bóveda
        giratoria, o de las Termas de Nerón en el Campo de Marte, fue la uti­
        lización  de las nuevas  técnicas  constructivas  del cemento.  Sabemos
        por Tácito y Dión que alguno de los más importantes edificios públi­
        cos, el anfiteatro en el 57, el mercado en el 59 y las termas inauguradas
        en el 61 sobresalen en la parte inicial de su principado.



           Trajano llevó a cabo construcciones públicas, donde la concentra­
        ción popular manifestaba su adhesión, naturalmente en lugares mar­
        cados por el carácter militar. Pero también reconstruyó el Circo Máxi­
       mo, lugar privilegiado del consenso. Plinio (51, 3-4) lo  define como
        símbolo de la grandeza del pueblo. La construcción trajanea más im­
       portante y durante siglos la mayor de las maravillas  de Roma fue el
        Foro, el último de los foros imperiales, siendo la columna trajana la
       pieza central del proyecto flanqueada por dos bibliotecas. Un lado del
       foro estaba ocupado por la gran basílica Ulpia, de estilo conservador,
       ricamente  decorada,  inspiración para edificios  similares  en ciudades
       provincianas como Cartago. Frente al lado del Quirinal se construyó
       un centro comercial con acceso a tres alturas, con más de 150 tiendas
       y un mercado, todo argamasa cubierta de ladrillos, tan moderno e in­
       novador como la basílica era convencionalmente clásica.
           Pero el foro no fue la única gran obra de Trajano en Roma. Gran­
        diosas fueron las termas, cuya planta sirvió de modelo para los edifi­
       cios termales construidos por Caracalla y Diocleciano; también llevó


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