Page 216 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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ficultades, lo que arrebata mucho de sus esfuerzos a los proyectos
orientales de Nerón.
Las grandes guerras de Dacia y Partía llevadas a cabo por Trajano
se explican por la conjunción de diversos factores, estratégicos, econó
micos e incluso ideológicos, y desde un punto de vista objetivo son
hasta discutibles.
Los dacios eran un vecino peligroso y el Danubio no era obstácu
lo suficiente. En el año de los cuatro emperadores realizan incursiones
frecuentes en Moesia, pues las tropas se habían dedicado a apoyar a
uno u otro de los emperadores.
Domiciano decide quitarse esta espina en el 81, pero tuvo dos de
rrotas. En el 89 los dacios fueron vencidos y Domiciano concluye la
paz con Decebalo, que es declarado aliado del pueblo romano.
A pesar de ello, Trajano decide conquistar Dacia por razones de
seguridad y orgullo nacional, aunque, sin duda, también por razones
económicas, la posibilidad de hacerse con su famoso tesoro.
Por lo que atañe a la guerra pártica, cuando Armenia fue recon
quistada por Cneo Domicio Corbulón, siendo emperador Nerón, la
expansión romana en Oriente estaba terminada.
Algunos historiadores, siguiendo a Dión Cassio, acusan a Trajano
de megalomanía porque, siendo esencialmente un militar, preso de la
pasión por la gloria trató de emular a Alejandro Magno, realizando la
guerra contra los partos con el único fin de llevar los confines del Im
perio hasta la India.
En realidad Trajano fue movido por otras razones, ya que los par
tos en su continua expansión hacia el año 50 presionaban a Siria y Pa
lestina y amenazaban los intereses comerciales de Roma, a quien inte
resaba tener libres las comunicaciones entre Asia y África y las de la
India.
Plinio el Viejo calculaba en cien millones de sestercios el déficit
anual de la balanza comercial de Roma en sus intercambios con los
países que no formaban parte del Imperio, especialmente por la ad
quisición de mercancías provenientes de Oriente. Una ampliación de
las fronteras habría mejorado la situación, por lo que los comerciantes
y en general los hombres de negocios habrían visto con buenos ojos
una guerra contra los partos.
Sin duda habrá desempeñado un importante papel en las decisio
nes del emperador la ambición humana de ligar su nombre a una em
presa émula de la del gran Alejandro.
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