Page 48 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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evita actuar como juez. La saga igualmente interesó a los pintores cal
cidicos, como lo prueba el vaso Castellani. A partir de la segunda mi
tad del siglo v a.C. Paris viste traje persa, sin duda influjo de las repre
sentaciones teatrales, como en el mosaico hispano del Bajo Imperio
de Casariche (Sevilla).
El tema del «Juicio» ha sido tratado ampliamente en vasos de figu
ras rojas, del siglo iv a.C.; en cerámicas suritálicas y siciliotas de los si
glos iv y ni a.C.; en pinturas pompeyanas, de época de Vespasiano; en
sarcófagos de los siglos π y iii; en gemas, en monedas, en tejidos, en
marfiles, etc. Es interesante la parodia del Juicio que aparece en algu
nos lecitos áticos del 470 a.C., en un sldphos beocio del 420 a.C., y en
un kalathos de Olbia, de la segunda mitad del siglo i a.C.
Entre todas las representaciones destaca la del citado mosaico de
Casariche128.
París y la literatura
La figura de Paris gozó de aceptación en el teatro ático del si
glo v a.C. Sófocles escribió un Alexandros y un drama satírico. Al trá
gico Eurípides en el siglo iv a.C. se deben un drama del mismo título,
y una Krysis\ y a Kratinos, autor cómico que vivió en el siglo V a.C., se
atribuye un Dionysalexandros, obras todas ellas perdidas. En época ro
mana, Apuleyo, en su Asno de Oro, incluyó una parodia del Juicio de
Paris.
Aquiles ha pasado a la Historia como el gran Héroe guerrero
aqueo, modelo para Alejandro Magno, y, a través de éste, para los em
peradores romanos. Recibió una educación esmerada y profiláctica
por Quirón. Era profundamente humano con sus amores femeninos;
fiel en su profunda y constante amistad con Patroclo; y era obediente
a los dioses. Magnífica es la imagen de Aquiles captada por el pintor
de Aquiles en una copa donde el héroe aparece únicamente vestido
con la armadura y una lanza, con un aspecto majestuoso y joven129.
Por su parte, Paribeni compara a París con los príncipes asiáticos,
famosos por su extraordinaria belleza, que les llevó al amor y a la per
secución de los dioses: Ganímedes, amado por Zeus; Anquises, por
Afrodita; Timonos, por Eros, y Pélope, por Poseidón. Sin embargo,
como guerrero, a pesar de su brillante actuación en Troya, era inferior
128 J. M. Blázquez, Mosaicos romanos de España, 242-244.
129 E. Simon, op. cit., 137, lám. XLIII.
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