Page 55 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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A decir verdad, la historia no comienza con el origen
del mundo, sino en el momento en que Zeus ya es rey, o
sea, en la época en que el mundo divino se ha estabiliza
do. Los dioses no viven únicamente en el Olimpo, sino
que comparten con ios humanos algunas zonas de tierra.
Existe, en especial, un lugar en Grecia, cerca de Corinto,
la llanura de Mecone, donde dioses y hombres viven mez
clados. Comparten las mismas comidas, se sientan a las
mismas mesas y celebran banquetes juntos. Que los hom
bres y los dioses estén mezclados significa que cada día es
un día de fiesta, un día de dicha. Comen, beben, se di
vierten, escuchan cantar a las Musas la gloria de Zeus o las
aventuras de los dioses. En suma, están en la gloria.
La llanura de Mecone es una tierra rica y fértil. Allí
todo florece espontáneamente. De acuerdo con el prover
bio, basta con poseer un pedazo de tierra en ese llano para
hacerse rico, ya que no está sometido a los azares de los
malos años o las estaciones. La época en que los dioses y
los hombres aún no se habían separado fue una edad de
oro, y así se denomina también, a veces, la época de Cro
nos, anterior al momento en que se inicia la lucha entre
Cronos, aliado con los Titanes, y Zeus, apoyado por los
Olímpicos, pues por aquel entonces el mundo divino to
davía no era desgarrado por la violencia brutal. Es la paz,
un tiempo anterior al tiempo. Y los hombres tienen allí
su espacio. ¿Cómo viven? No sólo, como vemos, compar
ten el festín de los dioses, sino que aún no conocen nin
guno de los males que abruman actualmente a la raza de
los mortales, los efímeros, los que viven al día sin saber
qué ocurrirá mañana ni sentir una auténtica continuidad
con lo que ocurrió ayer, los que cambian continuamente,
nacen, crecen, alcanzan su pleno vigor, se debilitan y
mueren.
En esa época los hombres permanecían siempre jóve-
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