Page 86 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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seno del matrimonio, en la convivencia de dos seres dis
tintos, un hombre y una mujer, ejercen su influencia, por
un lado, Ares, dios de la guerra, que separa y enfrenta, y,
por el otro, Afrodita, que reconcilia y une. El amor, la pa
sión, la seducción y el placer erótico son, en cierto modo,
la otra cara de la violencia que provoca el deseo de domi
nar al adversario. Aunque la unión de los sexos renueva las
generaciones y hace que los hombres se reproduzcan y la
tierra se pueble gracias a esas uniones, el otro platillo de la
balanza queda desequilibrado porque los seres humanos
llegan a ser demasiado numerosos.
Cuando los propios griegos reflexionen sobre la gue
rra de Troya, afirmarán a veces que su auténtica razón fue
que los hombres se habían multiplicado en exceso, y los
dioses estaban irritados por el tremendo ruido que hacían
y decidieron disminuir su número. Algo similar manifies
tan los relatos babilónicos que explican por qué los dioses
decidieron mandar el diluvio: su causa fue que los hom
bres eran demasiado ruidosos. Hay una zona etérea y si
lenciosa en la que los dioses se recogen y se contemplan
los unos a los otros, y por debajo de ella se encuentran los
humanos, que se agitan, se multiplican, se desgañitan gri
tando y peleándose; por ello, una buena guerra de vez en
cuando resuelve, a los ojos de los dioses, el problema: de
vuelve la calma.
TRES DIOSAS ANTE UNA MANZANA DE ORO
Así concluye el primer acto de la tragedia que llevará a
la guerra de Troya. ¿A quién corresponde, con la manzana,
el premio de la belleza? Los dioses no pueden decidir. Si
Zeus hiciera la elección, una diosa quedaría satisfecha,
pero se ganaría la enemistad de las otras dos. En tanto que
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