Page 146 - ¿Y si quedamos como amigos?
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Dudó un instante.
—Claro.
Aunque la vacilación sólo duró un par de segundos, bastó para que comprendiera la
gravedad de los daños.
Mis papás me dejaron que los llevara a la fiesta de Acción de Gracias en mi coche
nuevo. En circunstancias normales, esta responsabilidad me habría emocionado, pero
estaba nervioso. Por primera vez desde que conocía a los Dietz, no tenía nada claro
cómo debía comportarme. Quería esforzarme al máximo para asegurarme de que
Macallan se la pasara en grande. No hacer o decir nada que la disgustara.
Adam abrió la puerta con una sonrisa inmensa en el rostro.
—¡Feliz Día de Acción de Gracias!
El sentimiento de culpa me atravesó como un puñal cuando recordé las palabras de
Keith.
Todos nos felicitamos por las fiestas mientras mis papás y yo dejábamos los abrigos
y los regalos. Habíamos llevado un centro de mesa, pastel de calabaza, camarones para
botanear y bebidas para los adultos.
El delicioso aroma de las fiestas nos inundó cuando entramos en la sala.
Mi mamá dejó el coctel de camarones en la mesita baja, junto a los aperitivos que
había preparado Macallan: nueces pecanas especiadas, rollitos de tocino y, para mi
infinita alegría, bola de queso.
—¡Sí! —me senté y agarré una galleta salada.
—¡Deja algo para los demás!
Adam me empujó suavemente cuando los dos empezamos a servirnos. Si Acción de
Gracias cayera en verano, no me costaría nada engordar un poco durante la temporada
de futbol.
—¡Macallan! —mi mamá la saludó con un enorme abrazo cuando ella entró en la
sala—. Todo esto se ve delicioso. ¿En qué puedo ayudarte?
—En nada, de verdad —echó un vistazo al reloj—. No tengo que preocuparme por
nada durante al menos treinta minutos.
—¿No quieres que te releve con el pavo? —se ofreció mi mamá.
—El pavo está listo. Lo preparé ayer —Macallan se llevó un rollito de tocino a la
boca—. La última vez hice un pavo relleno creativo. Este año quería preparar la receta
de mi tía Janet. Ayer asé el pavo y lo dejé marinándose en salsa de carne toda la noche.
—Está riquísimo —aseguró Adam mientras me quitaba el cuchillo para servirse más
bola de queso.
—No se lo coman todo, que preparé muchos platillos: relleno, arroz salvaje,
macarrones con queso, cazuela de camote, zanahorias glaseadas… Creo que hay
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