Page 81 - ¿Y si quedamos como amigos?
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             —Mi color es muy aburrido.
             Levi se dio media vuelta.
             —En serio, ¿ropa y pelo? Así me gusta, Macallan. Rompiendo estereotipos.
             Le lancé mi famosa mirada incendiaria.

             —¿Y de qué van a hablar ustedes? ¿De deportes?
             —Claro, de cosas de hombres.
             —¿De verdad te quieres meter en este jardín delante de Carrie? —enarqué una ceja
          con gesto desafiante.

             Él regresó la vista al frente.
             —Ya sabía yo que esto era una mala idea.
             Aunque era consciente de que lo decía en broma, estaba de acuerdo con él al cien
          por ciento.

             Cuando  nos  sentamos  en  la  Taberna  Curran,  traté  de  comportarme.  Charlamos  de
          cualquier cosa hasta que el mesero se acercó a tomar la orden.
             Levi me dedicó una sonrisa traviesa.
             —¿Pido yo o pides tú?

             —Siempre  ordenamos  lo  mismo  —les  expliqué  a  nuestros  acompañantes,  que  nos
          miraban sorprendidos—. Sí, yo comeré bacalao frito con una papa al horno, pero que
          tenga ración doble de crema agria. Y salsa de queso azul para la ensalada. Gracias.
             —Lo mismo para mí —pidió Levi—. Pero olvidaste una cosa.

             —¡Oh! ¡Queso en grano! —exclamé casi gritando—. Este… ¿podemos empezar con
          queso en grano también? Gracias.
             El mesero asintió y se volteó hacia Carrie, que ordenó una ensalada césar con pollo
          a la parrilla.

             —Y yo comeré una hamburguesa mediana con queso —pidió Ian.
             No tuve que decir nada porque sabía que Levi lo haría.
             —¿Es en serio? ¿A quién se le ocurre pedir carne en un restaurante de pescado frito?
          —negó con la cabeza—. En primer lugar, no pienso compartir mis buñuelos de maíz

          con nadie, y sé a ciencia cierta que Macallan tampoco lo hará.
             —Así se habla —lo animé.
             Levi se echó hacia delante con una expresión muy seria, casi solemne.
             —Escúchenme, yo jamás había oído hablar de la noche del pescado frito hasta que la

          familia  de  Macallan  nos  trajo  aquí.  No  se  imaginan  la  suerte  que  tienen  aquí  en
          Wisconsin:  pescado  frito,  buñuelos  de  maíz  con  mantequilla  de  miel,  alubias  con
          jitomate,  pan  y  mantequilla,  ensalada  de  col,  papas…  ¡papas  al  gusto!  ¿Y  he
          mencionado  ya  la  mantequilla!  ¡Carros  de  mantequilla!  O  sea,  ¿qué  más  te  puede

          ofrecer un viernes por la noche? Pedir otra cosa… ¡es de locos, de locos!
             Aunque  Carrie  e  Ian  no  parecían  tan  animados  como  yo,  me  invadió  una  extraña


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