Page 130 - El libro de San Cipriano : libro completo de verdadera magia, o sea, tesoro del hechicero
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me seáis propicios y que le deis a esta varita, que yo he cortado
la fuerza y la virtud de Jacob, de Moisés y del Gran Josué. Yo os
ruego también, ¡oh gran Adonay, Eloim, Ariel y Jehovam. Yo os
ruego comuniquéis a esta varita toda la fuerza de Sansón, la in-
mensa energía de Emmanuel y los rayos del gran Zariataurait, que
vengarán las injurias de los hombres el gran día del juicio. Amén."
Después de haber pronunciado estas grandes y terribles pa-
labras, con la vista dirigida a Levante, os llevaréis la varita a
vuestro domiciilo. En seguida buscaréis un pedazo de madera, con
la que modelaréis dos pedazos de igual grosor que las puntas de
la horquilla de la varita auténtica, procurando, no obstante, que
éstas sean algo agudas. Estos dos pedazos de madera servirán de
patrón o modelo, para que por ellos un cerrajero, al que debéis en
persona encargar el trabajo, os haga dos casquetes con la hoja
empleada para sangrar el cabrito virgen.
Ya en posesión de los dos casquillos, y encontrándose solo
en la habitación preparada para los experimentos, los adaptaréis
en seguida y con exactitud a los extremos de la horquilla de la
varita mágica y con una piedra imán que a prevención habréis ad-
quirido, daréis fuerza atractiva a los dos casquillos, diciendo al
mismo tiempo las palabras siguientes:
"Por el poder del gran Adonay, Eloim, Ariel y Jehovam, yo
te ordeno unas y atraigas todas las materias que yo quiera; por el
poder del gran Adonay, Eloim, Ariel y Jehovam, yo te mando por
la incompatibilidad del agua y el fuego, separar todas las materias
como fueron separadas el día de la creación del mundo. Amén."
Después os regocijaréis en honor y gloria del Gran Adonay,
pudiendo estar seguro de que poseéis vuestra varita mágica, vues-
tra piel de cabrito virgen, vuestra piedra hematina ,tres guirnaldas
de verbena, dos candeleros y dos cirios de cera virgen, que haréis
bendecir por mano de una joven, sin mancilla. También tomaréis
un braserillo nuevo, dos piedras lavadas, un trozo de yesca para
encender fuego, y cuatro clavos que hayan estado clavados en un
ataúd de un niño. Con todo ello os persignáis en el lugar en que
debe hacerse la gran obra, poniendo especial cuidado en realizar
el gran círculo cabalístico, cumpliendo punto por punto las ense-
ñanzas que se contienen en este tratado.
CAPITULO III
Del modo de servirse de la varita mágica y de la férula fulminante
El empleo de la varita mágica para el descubrimiento de teso-
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