Page 11 - Mediavilla-C-Caligrafia
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PRQLOGO
Má~ que un simple ejercicio de vírtuosidad destinado a una lectura superficial, la
caligrafta es nn arte muy antiguo y de pleno derecho con adeptos tanto en Europa
romo en el lejano Oriente. Es una expresión autónoma, siempre y cuando sea
expe1 imentada por oficiantes provistos de una gran elevación de espíritu. Es por lo
tanto un arte exigente y sacrificado. búsqueda de una verdad más metafísica que
estética, regido por unas leyes concretas que gobiernan sus poderes.
La intensidad de su mesura interna, la concentración y la extrema precisión
ligadas a su revelación, va mucho más a!Já del juego manual o artesanal. Afectan al
mismo tiempo realidad e imaginación y participan de cierto& imponderables o, más
exactamente, de un ramillete de accidentes controlados cuyo armonioso equilibrio
jamás se ve sometido a la aproximación. Por consiguiente, no hay lugar para la más
míntrna deriva o derecho tle enmienda en la inscripción aparentemente espontánea
de sus trazos finos y gruesos, de sus ritmos y rupturas, en la disposkión de ondas
luminosas y z.onct:. c;ombreadas. Escribía Mi Fei en el siglo xt: «No hay trazo
descendente que no remonte. No hay trazo caligrafiado que no vuelva sobre sí
mismo. Si domináis bien vuestro pincel, el trazo será redondo y pleno. De lo
contrarío, no tendrá consistencia alguna» ... Todo estriba en una larga experiencia de
la mano escribana y en una conciencia clara ele los fenómenos artísticos encamados
en la especificidad de cada visión. Instrumento para el conocimiento de sf mismo
por su bttsqueda de comunión, la caligrafía auténtica, la que sirve tle arbotante para
la totalidad de las energías del cuerpo y del entendimiento para e jecutar el trazo o el
arabesco, se mantiene al margen de las modas porque es intemporal
)erogliCica, ideográfica, fonética o alfabética, explícita o abstracta, la escritura
caligráfica no es únicamente funcional, al igual que no es tributaria de la literatura.
Por lo tanto, no existe un único modo de formulación caligráfica, sino un mosaico de
caligrarías, cada una con su estilo propio, con su propia percepción del espacio a
anexar, del oficio, del utillaje, del soporte escogido, sus facultades intelectuales e
intuitivas al servicio de una lógica que no excluye la inventiva. Es decir, el calígrafo
deb~ tener en cuenta las capacidades absorbentes de su trama, la cualidad Je su
grano, de su transparencia, del mismo modo que tiene que cuidar las dosificaciones
tic la pluma o del pincel, la rapidez o lentitud de su recorrido, las alternalivas de lo
fluido o de lo continuo y la respiración de las cadencias interdependientes,
Claut.le Mediavilla, 2000. El Mcmunl úe Epictew.
semejantes a los acordes musicales, donde el oleaje de las gamas inventariadas hace
Caligrafía según un aforismo del filósofo
reverberar la personalidad del autor. Pero, desde siempre, eJ conjunto de gestos
griego. Formato: 32 x 50 cm. Obra t>jccutada
traducidos en la emergencia del signo se une a los mismos propósitos. Signo del C'On una caña y verde de vejiga.
XI JI