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anecdóticas cabe dar respuesta a la pregunta primordial: ¿qué es la caligrafía?
                                                 Diversos eruditos ya han adelantado sus definiciones. Por nuestra parte, y siguiendo
                                                 siempre un ánimo especulativo. solo  hemos querido retener una de ellas:  •La
                                                 caligrafía es el arte de formar los signos de una manera e..xpresiva, armoniosa y
                                                 culta.»  Detallemos esta definición. Decir «arte de formar los signos» implica tener
                                                 éonocímiento de una técnica concreta y de sus medios.*
                                                    Al  rnismo tiempo, el  trazado es  <~armonioso y culto».  Es decir. la  técnica básica  no
                                                 es suficiente, aun cuando ésta sea  indispensable. El  calígrafo Paul Standard escribe
                                                 con razón que la ~geometría puede producir letras legibles, pero solo el  arte les da
                                                 belleza_ El arte empieza donde la geometría acaba y confiere a las  letras un carácter
                                                 que trasciende la  simple medida.»  El escriba debe pues tener en cuenta nociones
                                                 específicas y parámetros universales tales como la  armonía de las proporciones, el
                                                  equilibrio de las formas y el 1itmo de los contrastes. l>ero  también los sobrepasa
                                                  medíallte la expresividad y la  espontaneidad. En virtud df' estos últimos factores
                                                  se abre una brecha enlre escritura y caJigrafía, entre reproducción y cret~ción, entre
                                                  el diletante y el  pintor.  Nos encontramos ante la inconmensurable distancia que
            ~/                                    separa la repelición de la invención. Algunas personas creen, efectivamente, que
                                                  practican la  caligrafía ejecutando signos tortuosos y barrocos. Pero a decir verdad
                                                  no hacen más que trazar letras desaguisadamente, pues este ¡¡rte escapa en gran
                                                  medida a su comprensión. Tampoco habría que concluir que la caligrafía consiste
          Clauc.le Mt•diavilla. Acuarela sohrt· papel.   en copiar un estilo, por muy perfecto que sea, contentándose con  repetirlo hasta e]
           Ul  ritmo, el contm~te y l~ cspontaneitlad son
                                                  infinito sin desviarse de él.  Lo que debería producirse es más bien lo contrario. Todo
           i ntlispensables para realizar con éxito una obra
                                                  calígrafo digno de este nombre, que domine semejante lenguaje, debe ser capaz
          c¡;¡ligráfica, ya sea ab~l racta o 1 raJicion.JI
                                                  de interpretar a su manera todos los estilos sin cometer torpezas y sin salirse del
                                                  címhito puramente caligráfico. Conviene precisar que, por supuesto, todos los signos
                                                  mencionados en la definición que aquí se recoge constituyen letras, pero al mismo
                                                  tiempo no todos los trazos libres y gestuaJes representan elementos del alfabeto.
                                                  La letra no es, al  fin  y aJ  cabo, más que un signo abstracto al  que se atríbuye un
                                                  contenido fonético.  Esto se constata con toda claridad cuando consideramos un texto
                                                  griego o árabe y desconocemos las letras: tenemos verdaderamente la impresión
                                                  de estar ante entidades absLractas.  Por consiguiente, en virtud de su esencia, la
                                                  caligrafía gobierna la mayor pa1:te de los trazos gráficos.  Es una disciplina de base
                                                  que abarca un amplio campo urtístico. Contribuye al aprendizaje de la escritura
                                                  por parte de los escolares, interviene en la  formación de los diseiiadores graficos y
                                                  alimenta la  pintura abstTacta_ Podríamos preguntarnos con toda legitimidad cuál es
                                                  el papel que desempeña la herramienta en la elaboración de una obra caJigráfica.
                                                  ¿Hasta dónde llega su inllllencia? En otras palabras, ¿conviene saber si  la acción
                                                  de los utensilios es neutra o determinante? Para responder adecuadamente a estas
                                                  preguntas distinguiremos dos teorías, aunque tanto la  una como la otra resultan
                                                  imperfectas. La primera entiende que el  artista forma parte de un todo y que solo él
                                                  pueue cletenninnr el valor artístico de su  trabajo; se invoca entonces la genialidad.
                                                  La  segunda postura sostiene que la obra de arte halla su razón artística en factores
                                                  externos a la voluntad del artista:  la coyuntura socíoeconómica, el subconsciente
                                                  individuaJ o colectivo o las corrientes del  pensamiento. Estas dos posturas,
                                                  consideradas cada una unilateralmente, deben ser puestas en tela de juicio. En
                                                  el arte que nos ocupa, el calígrafo por sí solo  no nos brinda ninguna explicación,
                                                  como tampoco lo hace el  uten.Silio o el soporte de su escritura.  Pero por otro lado
                                                  debemos sentir, debemos comprender, que la clave que define la obra caligráfica
            Emil[us 1\very Lowc ()recisa a este respecto. •ld   proviene de la conjunción de estos tres elementos. Podemos, para resumir, adoptar
           caJJgrdlia: sus formas son definidas; es consci.,nle de
                                                  este excelente aforismo: <<La caligrafía es a las fonnas abstractas lo que el dibujo
           lt» medios por los ~uales ol,tiene su> re~ultarlos :  e..'
           armonin~ll)                            es a las formas figurativas. » Sobre todo nos cuidaremos, como sucede demasiado a




                                                     NOt.JO N GS  PRELIM t NARE~
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