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el principiante debe mostrarse más riguroso. A este respecto la caligrafía chinél es
inllexible y no permite improvisación alguo<l. Por otro lado, en el alfabeto latino el
trazado de las letras se realiza en varios Ue.mpos o secc.iones. 1\J final de cada sección
la pluma se levanta y se coloca sobre otro punto de la hoja para iniciar el siguiente
trazo. Este peculiar pero importante procedim iento constituye un principio no
ex.presado de la caligraf"íil. Con la excepción de alguna:. escrituras cuyo ductus es
muy concreto, como la r(tstica, formas muy dispares p11eden haber sido originadas
por un mismo ductus. Podemos invertir los términos de esta alirmación y decir que
un mismo ductus produce formas muy dispares. Esta aparente paraJoja se explica
por el carácter despersonalizado del ductus, que varía poco y constit·uye el ga1·ante
de la morfología. Su esl u dio tan solo permite identificar una «mano» ele mane1 a
imperfecta. Por último, el estudio sistemático de las fom~cts es probJblcmentc Jo que
nos ha condt1cido al descubrimiento del ductus, un dcscttbrimiento eminentemente
valioso tanto para la paleografía como para la caligralia.
Esi~ s lrer. figuras, C<tligmli<H.I05 con vl mbmc¡
cál,uno, evidrncinn 1•l¡u·~o dt· )¡¡escritura.
Cn d prinwr r<bn, tlllcl nhura de tres ancho5 El módulo
dt: pluma produce una lrt ra ba$lanlt• ncgm.
Ln segunda ltnea, de ru:~ll(> am·ho~ Ul' plum<~ Las definiciones que ofrece el diccionario de la Real Academia Española para PI
tit•ne una aparienria más aireada. Cinco anchos término m1ódulo» indican lo siguiente: «Dimensión que convencionalmenLe se
de! plum¡t confieren aln tercera línea ligel'!•za y
toma como unidad de medicl<J, y, más en general, todo lo que s irve de nonnn
l'legancia.
o regla. ~ Y también: «Medida que se usa para las proporciones ele los cuerpos
arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del ruste en ::.u parte inrt>rinr.»
En el árnbito de la caligrafía, Jean Mallon clel'ine el módulo de la siguiente form<1:
«Es la uimensión de las formas: la anchura y, sobn: ludo, la ;:¡Jtura." Cuando las
letras de una línea no presentan un tamaño unilornw, la ahurn no se mide
considerando los ascendente::. y descendentes, sino SCf,rllll la dimensiÓn meditt Je]
cuerpo de la línea, por ejemplo, midiendo las minú:,culas a, e, i, m. ¿_Acaso estas
nociones de <1nchura y altura no evocan más bien una idea de proporción·¡ éY el
módulo no definiría simplemente la relación entre las dimensiones de las torméls?
Ciertamente. Por consiguiente, para disipar cualquier ambigiicdurJ, y también por
cornodidacl, es ratonable utilizar el término «módulo 1• para de"ignar las dimemioncs
absolutas de una letra y. por tanto, hablarcn'los de «relación modular» p<1n1 refcrirno!=i
a In proporción entre la altura y la anchur<1 de los signos.
El peso de la escritura
El peso de la escritura es una noción que, objetivamente, parece difícil de definir.
En una primera aproximación tendrím11os la tentación de vincular este elemento <J
una causa instrumental directa, es decir, atribuir una importancia fundamental a la
pluma que se utiliza para trazar los signos y calificar una escritura como pesada o
ligera en fu11ción de dicho instrumento. EsL(J podría ocasionar un m<1lentenrlido.
Por un lado, estos términos son imprecisos y podrían evocar en el lector la ide::t ele
una mano pesada o ligera que realiza la escritura, cosa que sería totalmente falsa.
A continuación veremos gué otros factores específicos permiten dellnir el peso de la
escritura. Podremos igualmente intenLa·r deLenninar el grado de influencia que
corresponde a cada uno de ellos.
Si tuviéramos que enumerar los factorec; que intervienen en el peso de la
escritura, diríamos que son cualro:
L La pluma tajada por el esc.riha. Este instrumento estñ provisto de w1 bisd cuya
anchura puede variar según el gusto del usuario y el objetivo caligráfico q ue
se persiga.
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NOCIONES I'RELIMINARES