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materializad<~ por el perfil  más fino.  Robert Marichal"' prefiere dar prioridad al
            angulo que form¡¡  el perfil  más lino con respecto al  pautado horizontal. Este punto
            ele  vtstr~ parece ciertamente muy juicioso: no es difícil imaginar que la mano clel
            escritor está condicionada por la dirección del perfil  má5 fino.  No obstante, cualquiera
             que <;ea  el ángulo considerado, ya sea el que está formado por el instrumento o.
             nwjor, el  del perfil  mas fino, el control de este elemento de  la Pscritura permite
             una distribución exacta de los grosores. Si no se respeta el  ángulo de escritura en
             la copia de un manuscrito que se quiera seguir como ejemplo, su aspecto se verá
             totalmente transformado. Para un calígrafo sería un error omitir esta noción.   F.~le esquema mue:.lr:J  lc¡s tllfercntcs gruesos
             Los problemas de ángulo que se  plantean para el lector son  múltiples. Para evi-tar   eJe  1ruo que se obtiemm con '>OICJ  variar la
                                                                                           dirección del trazado. lllanlenat•ndo un mismo
             confusiones en el análisis, indicaremos que, naturahnente, el ángulo de escritura  no
                                                                                           <~ngulo.
             debe asimilarse aJ  ángulo de  inclinación de los gruesos. n i al  formado por el grueso
             m;iximo con respecto al  perfil  mínimo. que siempre es un ángulo recto.






                                                                                           el iÍngulo ue escritura se Olí!Wrialita  pCir
                                                                                           el eje  longitudinal del instrumento. Do:;
                                                                                           figums de la 11,  t rat.aua~ 'cgún 1111  ángulo
                                                                                           con$limte, muestran la  rdilrion entre el ángulo
                                                                                           de L'St:ritura y la inclinaci6n de las letras.
                                                                                           conreptos qu(-' no deben mnf11nrlirse.



               En cualquier caso, estas reflexiones nos llevan a pensar que el ángulo de
             escritura debe ser considerado como un elemento estable, siempre y cuando un
             e~criba se siente a su mesa de trabajo t ratanclo de observar hábitos constantes
             para obtener siempre un mismu resultado. Por otro lélclo, cabrín preguntarse si el
             ángulo de escritura del  ~~sc'l'itor varía según el  grado de inclinación de  la escritura
             o de la posición de la hoja.  La  resp11esta a esta pregunta es nfinnativa. El  problema
             plnnteado por estas combinaciones de  ángulos parece pues tener una importancia
             capttéll para el calígrafo, siendo éste mucho menor para el lector profano.


             El  ductus

             El  termino ductus provJene del  latín rligitus, que significa •dedo•. El ductus se
             puede definir como el  nt'unero, el orden de sucesión y el sen tiLlo  de los trazos que
             forman una letra El estudio del ductus no consiste simplemente en descomponer el
                               '
             stgno en cierto número de trazos, sino también en precisar el on.len en el  que éstos
             t.•st.in  trazados y su sentido con respecLo  al  instrumento de escritura. Ningún trazo
             ho• izontal pueue ser e jecutado ele derecha a izquierda y ninguno vertical de abajo
             ,m·iba.  Para evitar cualqUier confusión, en Las  láminas de estudio aparecen números
             y  flechas que corre:;ponuen al orden y aJ sentido cle los trazos.  Hay que señalar
             qw· f'Ste elemento cle la escritura es de gran utilidad para el análisis histórico de la
             l'Scntura.  Naturalmente, su mayor beneficiario es el  calígrafo y .!.cría difícil imaginar   Ul1Ctus de los signos n y 1?.
             lct  realización de una obra c.aligráfica sin la puesta en práctica de las enseiianzas del
             duC'lus,  por la razón evidente de gue éste constituye el  alma de la  letra y el elemento
             menos peJ·sonalizaclo de In  escritura, luego el menos &usceptible ele ser alterado.
             De  hecho, si no "e re.->pet<l  el ductus, es decir, si. se traza la  letra «a  contrapelo~. las
             formas serán forzosamente inexactas. A decir verdad, un escriba experimentado
             quf' dom111e las  forma:; puede permitirse en ocasiones ciertas libertades o  liceJ1CJas.
                                                                                           •  R  Manchal, •D<' l:t  r;op¡t,ll~ romaln~ ;¡la minuscule•
             A rl le corresponde juzgar estas pequeñas desviaciom~s del ductus. Por el  contrarío,   •·n  Marin' 1\udiu, ~otume typo'lmf>IUtJIIC', Pari\, 1948





                                                                 NOC'IONf~ l'lt€11MINI\1ll'                              S
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