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2. La pusición de la  pluma ton respecto a  la linea ele escritura, es decir, el ángulo
                de escriturJ.
              :~.  La anchura de la escritura o  su extcns1ón en el sentido horizontal. Aquí
                interviene d elemento modular q11e  hemos visto anteriormente .
              .¡..  La altura del cuerpo de lelro:t, en t l•ndid<~ como el número de anchos de pluma
                contenido~> C'n  la altura Je unn r1  minúscula. En efect·n, hay que tener presente
                que un mismo in!.trumento puede producir escrituras de peso muy variable si
                se aumenta o se disminuye la altura del cuerpo de  letra.
              Como acabamo~ dt> ver, el peso uc una el>c.ritura comtituye la resultante de cuatro
            factores, ele  loe,  cuales los dos úlumos son los mas importantes, a saber: la relacion
            modular y la <tltlua clel  cuerpo. Si  bien las conclusiones de este breve análisis
            parecen dcdncciones de puro sent1do común, por objetividad habria que llevarlas
            al contexto de la práct ica cotidiona. Estas observaciones provienen ele  la  voluntad
            tle dt.!limitar de forma precisa aspectos que en una primera aproximación pueden
            parecer imponderables. La  noción del  peso de  la  escritura favorecerá la labor del
            calígrafo en la medida en que éste podrá distribuir con facilidad los grises de su
            página.


            El estilo
            Olrccer una uehlllCtOn stmple y satisfactoria del estilo es, como se puede imaginar,
            p1 ácticamenlc imposible. Sin lugar a dudas, el  térn1ino  «cslilo• es un paradigma
            de la polisem1n, es decir, d1!  la  pluralidad ele significados, a veces incluso
            contradictorio~, que se pueden atrib11ir a  una palabra. Se comprenderá entonces
            nuestra difícil postura. ProcPclcrcmo:;. más bien por sucesivas aproximaciones para
            explicar qué es lo que conviene entender por el estilo de una caligrafía.
              En primer lugar, sería prudente sei'lalar que el estilo  no debe confund1rse con
            lllli!SUno de los CIIICO elementos ele la escritura expresados anteriormente.  En el
            mejor ele  lo~ casos, podría ser una su mil  de todos  ello~, pero no algo que debiera
            dehnirse como el  modo de ser de la escritura. En cierto modo refleja la personalidad
            del escriba. Tampoco debemos confundir la idea de pertenecer a un estilo con  la
            de tener estilo. En  t·l primer ca~o, la expresión debe comprenderse en el sentido del   Dt"' plumas de ganso 1.1jad.1s y lisl,ts para
            estilo de una época o de una escuela; en el segundo, se trata del carácter peculiar   t•)rnuil. Grabado tlc la f:ncidopccliu
                                                                                          (17'i1  1772).
            de una obra. Por consiguiente, se puede decir que c1ertos calígrafos, al  igual que
            ciertos pintores, muestran un gran estilo, mientras que otros lo posecu en menor
            medida o carecen ue él por completo.  Una vez adquirido su oficio, el arlista
            se expresa según un modo personal. En esta  fase adquiere su estilo  propio, Sil
            manera de hacer o su factura. Cabe sei'íalar que las  formas de diferentes alfabetos
            no alteran en absoluto el estilo de un maestro; más bien al contrario, su  mano
            podrá siempre ser reconocida. Parr1 concluir, diremos que este breve análisis  nos
            permite entrever la peculiar dificullad que entraña inlentar incluir dentro ele  una
            dehnición todo lo que el término  «estilo» supone en cuanto a elementos cualitativos
            y por lo tanto difícilmente mensurables. Efectivamente, el estilo  repudia por
            esencia cualquier análisis material  Consideramos, no obstante, que estas sucintas
            reflexiones sensibilizarán al lector y lo ayudarán a circunscribir Los elementos que
            habilualmenlc alimentan los debates estilísticos.














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