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Rembrandt van Rijn, Mujer dormida. PinceL y
tinta sepia sobre papel. Hacia 1645. Mediante
el esbozo de unos trazos sencillos, Rembrandt
plasma la actitud del modelo sin ocupar más
que una parte del espacio. Este dibujo, que
figura entre uno de los más austeros del at1ista, ambigüedad sino de eqtúvalencia, ya que las formas caligráficas tienen una vocación
es también uno de los más expresivos. En la
puramente pictórica. Al contemplar un trazado podemos establecer sin ninguna
ampliación de la derecha, en la que se ha
dificultad la paternidad y la identidad del gesto del calígrafo o del pintor abstracto
suprimido la cara, la composición se vuelve
totalmente abstracta y nos deslumbra por la a partir de una unidad dinámica y pulsiva. Esto nos conduce a la correspondencia
espontaneidad y la calidad de cada trazo.
íntima entre dos artes particularmente próximas, tan próximas que en Oriente se
En el curso del siglo xx, pocos artistas han
conseguido emocionarnos con tanta confunden y forman una sola e idéntica disciplina: no es necesario decir <<soy
sensibilidad y pureza de formas. Sin embargo, pintor», basta con decir <<soy calígrafo».
lo que admiramos en Rembrandt es el control En Occidente no ocurre así, y mientras que el oficio de pintor es bien conocido,
interno de su propio cuerpo, cuya proyección
incluso celebrado, el de calígrafo, por el contrario, sigue siendo oscuro y
sobre el papel estalla en una libertad
disciplinada. Londres, Museo Británico. desconocido. Durante el siglo xx estas dos artes han alcanzado cierto nivel de
autonomía: la caligrafía se ha liberado del imperativo de la comunicación - lo legible
de la escritura-, y la pintura ha escapado a la limitación de lo figurativo gracias a la
corriente llamada abstracta. Por la importancia conferida al gesto, pintores como
Hartung y Soulages han podido retomar los fundamentos mismos del arte pictórico:
composición, trazado y armonía. Por su parte, ciertos maestros calígrafos se han
dedicado de forma paralela a una caligrafía <<abstracta» en la que triunfan los
mismos principios. Destacaremos aquí sobre todo los grandes nombres de la escuela
alemana: Ernst Schneidler, Karlgeorg Hoefer, Friedrich Poppl y Werner Schneider.
Caligrafía y pintura pueden por tanto confluir hoy día, y en esta aportación
contemporánea -sin duda la más fértil para el futuro- se plantean unos
interrogantes fundamentales que atañen al arte en su conjunto. La caligrafía, al
desbordar su ámbito predilecto y a causa de su propia historia, se encuentra en el
corazón mismo de cuestiones decisivas para nuestro futuro cultural y artístico.
Por nuestra parte, pensamos que una doble formación permitiría al artista plástico
adquirir el bagaje que imperativamente necesita. Kandinsky recurrió a su principio
de la «necesidad interior». Hoy es posible ir más lejos. Las grandes obras maestras
del arte abstracto probablemente aún están por llegar. No olvidemos que este arte se
viene explorando desde hace solo unos cuarenta años, mientras que el arte figurativo
tiene más de dos mil años de experiencia a sus espaldas. Por lo tanto, aún está todo
por hacer en este campo.
294 DE LA CALIGRA fÍA A LA ABSTRACCIÓN