Page 153 - El Retorno del Rey
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necesita ser más duro que el acero, pues de lo contrario caerá destruido por el
golpe mismo. Fue un destino nefasto el que la llevó a él. Pues es una doncella
hermosa, la dama más hermosa de una estirpe de reinas. Y sin embargo, no
encuentro palabras para hablar de ella. Cuando la vi por primera vez y adiviné su
profunda tristeza, me pareció estar contemplando una flor blanca, orgullosa y
enhiesta, delicada como un lirio; y sin embargo supe que era inflexible, como
forjada en duro acero en las fraguas de los elfos. ¿O acaso una escarcha le había
helado ya la savia, y por eso era así, dulce y amarga a la vez, hermosa aún pero
ya herida, destinada a caer y morir? El mal empezó mucho antes de este día, ¿no
es verdad, Éomer?
—Me asombra que tú me lo preguntes, señor —respondió Éomer—. Porque
en este asunto, como en todo lo demás, te considero libre de culpas; mas nunca
supe que frío alguno haya herido a Eowyn, mi hermana, hasta el día en que posó
los ojos en ti por vez primera. Angustias y miedos sufría, y los compartió
conmigo, en los tiempos de Lengua de Serpiente y del hechizo del rey; de quien
cuidaba con un temor siempre mayor. ¡Pero eso no la puso así!
—Amigo mío —dijo Gandalf—, tú tenías tus caballos, tus hazañas de guerra,
y el campo libre; pero ella, nacida en el cuerpo de una doncella, tenía un espíritu
y un coraje que no eran menores que los tuyos. Y sin embargo se veía
condenada a cuidar de un anciano, a quien amaba como a un padre, y a ver
cómo se hundía en una chochez mezquina y deshonrosa; y este papel le parecía
más innoble que el del bastón en que el rey se apoyaba.
» ¿Supones que Lengua de Serpiente sólo tenía veneno para los oídos de
Théoden? ¡Viejo chocho! ¿Qué es la casa de Eorl sino un cobertizo donde la
canalla bebe hasta embriagarse, mientras la prole se revuelca por el suelo entre
los perros? ¿Acaso no has oído antes estas palabras? Saruman las pronunció, el
amo de Lengua de Serpiente. Aunque no dudo que Lengua de Serpiente
empleara frases más arteras para decir lo mismo. Mi señor, si el amor de tu
hermana hacia ti, y el deber no le hubiesen sellado los labios, quizás habría oído
escapar de ellos palabras semejantes. Pero ¿quién sabe las cosas que decía a
solas, en la oscuridad, durante las amargas vigilias de la noche, cuando sentía que
la vida se le empequeñecía, cuando las paredes de la alcoba parecían cerrarse
alrededor de ella, como para retener a alguna bestia salvaje?
Éomer no respondió, y miró a su hermana, como estimando de nuevo todos
los días compartidos en el pasado.
Pero Aragorn dijo:
—También yo vi lo que tú viste, Éomer. Pocos dolores entre los infortunios de
este mundo amargan y avergüenzan tanto a un hombre como ver el amor de una
dama tan hermosa y valiente y no poder corresponderle. La tristeza y la piedad
no se han separado de mí ni un solo instante desde que la dejé, desesperada en el
Sagrario, y cabalgué a los Senderos de los Muertos; y a lo largo de ese camino,