Page 344 - La Traición de Isengard
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habrían  confiado  ninguna.  Merry  y  Pippin  en  el  bote  del  centro  no  se  sentían
      tranquilos. [Añadido y luego tachado: Merry se encontraba en la popa, de cara a
      Sam y llevando el timón.] Boromir estaba murmurando entre dientes, a veces
      mordiéndose las uñas como consumido por alguna duda o inquietud. A menudo
      Pippin, que iba sentado en la proa mirando hacia atrás, veía una luz rara en sus
      ojos cuando escudriñaba hacia adelante, observando el bote de enfrente en el que
      iba Frodo.
        Así  pasó  el  tiempo  hasta  el  término  del  sexto  [>  séptimo]  día.  Las  orillas
      seguían desnudas, pero a ambos lados en las cuestas que había encima de ellos se
      veían unos arbustos dispersos; por detrás y más al sur se podían vislumbrar lomas
      con abetos retorcidos: se acercaban al país gris y montañoso de Sarn-Gebir: la
      frontera sur de las Tierras Ásperas, más allá de la cual estaba la Tierra de Nadie
      y las hediondas ciénagas que se extienden durante muchas leguas ante los pasos
      de Mordor. Alto en el cielo había bandadas de pájaros oscuros. Trotter los miró
      con inquietud.
        —Me temo que hemos sido demasiado lentos y temerarios —dijo—. Quizá
      hemos avanzado demasiado por el día, y antes de llegar aquí deberíamos haber
      viajado entre el crepúsculo y el amanecer y ocultarnos durante el día.
        Frenó  su  bote  con  la  pala,  y  cuando  los  otros  llegaron  hasta  él,  les  habló,
      aconsejándoles que deberían avanzar en la noche [412] y postergar el descanso
      hasta que el amanecer se encontrara próximo.
        —Y  si  recorremos  otras  dos  o  tres  leguas  —dijo—,  llegaremos  si  mis
      recuerdos  no  se  equivocan,  a  Sarn  Gebir,  donde  el  río  empieza  a  correr  en
      canales profundos: tal vez allí encontremos un mejor refugio y más reserva.
        El  crepúsculo  ya  los  rodeaba.  En  cualquier  caso,  los  hobbits  habían  estado
      esperando poder calentarse los pies fríos con el fuego de una hoguera y tener la
      sensación de tierra sólida bajo ellos. Pero no parecía haber ningún lugar en aquel
      país desierto que los invitara a detenerse; y una somnolencia los dominaba ahora,
      abotargando el pensamiento. No contestaron, ni sí ni no. Trotter hundió la pala en
      el agua y volvió a conducirlos. [Añadido: Las estrellas salieron en lo alto. El cielo
      [estaba]  despejado  y  frío.  Casi  era  de  noche  cuando] [467]   Justo  delante  se
      alzaban unas rocas en medio de la corriente, más cerca de la orilla occidental. Al
      este había un canal más ancho, y hacia allí se dirigieron: pero no encontraron
      ninguna corriente rápida. En la oscuridad podían ver una espuma pálida y el agua
      que rompía contra las rocas a mano derecha.
        —Éste es un mal momento del día para cruzar un tramo tan peligroso —dijo
      Boromir—.  Eh,  Trotter  —gritó,  ahuecando  las  manos  en  torno  a  la  boca  y
      llamando por encima del ruido de las aguas al bote que iba delante… ya estaba
      demasiado  oscuro  para  ver  si  se  encontraba  lejos  o  cerca—.  ¡Eh!  —llamó—.
      ¡No podemos ir por aquí esta noche!
        —Es verdad —dijo Trotter, y vieron que había virado su bote y regresado sin
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