Page 345 - La Traición de Isengard
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que le vieran hasta situarse casi junto a ellos—. No sabía que habíamos llegado
      tan  lejos:  el  Anduin  fluye  más  deprisa  de  lo  que  yo  pensaba.  Los  rápidos  de
      Pensarn [468]    están  delante.  No  son  muy  extensos  ni  fuertes;  sin  embargo,  sí
      demasiado  peligrosos  para  aventurarse  en  la  oscuridad  para  aquéllos  que  sólo
      conocen un poco el Río Grande o de oídas. Mirad —dijo—, la corriente nos ha
      lanzado a la derecha, hacia la orilla del este: en poco tiempo estaremos en los
      bajíos. Giremos y vayamos a la orilla occidental, por encima de las rocas.
        Incluso  mientras  hablaba  se  oyó  un  ruido  seco,  y  las  flechas  silbaron  por
      encima de sus cabezas y entre ellos. Una alcanzó a Frodo entre los hombros, pero
      rebotó y cayó, frustrada por la [413] cota de malla oculta; otra pasó entre el pelo
      de Trotter; y una tercera se clavó en la borda del bote del centro, cerca de la
      Sano de Merry.
        —¡A la orilla occidental! —gritaron Boromir y Trotter al unísono.
        Todos se doblaron hacia adelante trabajando con las palas… hasta Sam echó
      una mano, pero no era tan fácil. La corriente era fuerte. En cualquier momento
      esperaban sentir la mordedura de las flechas orcas con plumas negras. Pero la
      noche ya era muy oscura, oscura incluso para los penetrantes ojos nocturnos de
      los trasgos; no dudaron que los trasgos debían estar en la orilla. Cuando llegaron al
      medio  de  la  corriente  hasta  donde  fueron  capaces  de  juzgar,  y  fuera  de  los
      remolinos de agua que corrían en dirección al estrecho canal, Legolas dejó la
      pala  y,  tomando  el  arco  que  había  traído  de  Lórien,  se  volvió  a  mirar  en  la
      oscuridad.  Del  otro  lado  venían  unos  gritos  agudos;  pero  no  pudo  ver  nada.  El
      enemigo ahora disparaba a ciegas y pocas flechas cayeron cerca de los botes: se
      había tornado muy oscuro: ni siquiera había un resplandor gris en la superficie
      del río, sólo aquí y allá el destello roto del reflejo de una estrella vaga.
        Mientras miraba hacia la lejana oscuridad del este, las nubes se abrieron y la
      forma blanca de la luna nueva apareció subiendo despacio por el cielo; [pero su
                                   [469]
      débil luz poco hizo para iluminar la orilla del otro lado].   Sam alzó la vista
      maravillado. [470]  Al hacerlo, una forma oscura, parecida a una nube, pero que
      no  era  una  nube,  baja  y  ominosa,  durante  un  momento  apagó  el  delgado
      semicírculo y se abrió camino aleteando hacia ellos, hasta que apareció como
      una gran forma alada y negra contra el cielo oscuro. [471]  Unas voces feroces le
      dieron la bienvenida desde el otro lado del río. Frodo sintió un escalofrío repentino
      alrededor  del  corazón,  y  un  frío  como  el  recuerdo  de  una  vieja  herida  en  el
      hombro: se agachó en el bote.
        De  pronto  el  gran  arco  de  Legolas  cantó.  Oyó  el  silbido/  gemido  de  una
      flecha. Alzó los ojos. La forma alada se desvió bruscamente: se oyó un grito, un
      graznido  ronco  y  pareció  caer,  desvaneciéndose  en  la  oscuridad  de  la  orilla
      oriental;  el  cielo  Pareció  claro  otra  vez.  Oyeron  un  tumulto  como  de  muchas
      voces que murmuraban y se quejaban [escrito arriba: maldiciendo], y luego el
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