Page 10 - 100 años P. Cándido
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Eran momentos difíciles para la Congregación, porque, recientemente había muerto el P. Tomás Se-
rer, entonces, queda una especie de vacío de poder. Lo suple el P. Ildefonso María de Vall de Uxó, pero, en-
tonces el Capítulo General tenía la responsabilidad de ver como se orientaba la labor de la Congregación,
a partir de ese momento. En España, se vivían momentos duros, porque la pobreza laceraba la nación. In-
cluso, había cartillas de racionamiento de alimentos. En cambio, en América, se veía una apertura, la eco-
nomía era floreciente. Entonces, en Colombia, había un personal sin ocupación retribuida. Por eso, en ese
primer viaje del P. Láinez, estableció que había que dar un impulso desde abajo, semejante al de Amurrio.
Por consiguiente, se habló con la gobernación de Antioquia, y ofrecieron el Centro de Fontidueño. Aquí, se
estableció una comunidad de religiosos jóvenes en esa nueva obra. Se hizo una especie de collegiality, y
para completar el número de religiosos, se envió un grupo de teólogos de España, que estaban en prácti-
ca, para integrarse a aquella comunidad e iniciar de cero un curso completo. Personas claves: P. Cándido,
P. Vicente Serer y otros hermanos. Tuvo mucha similitud con Amurrio. Ese año, además, se creó la revista
Surgam. Ahora, en Colombia determinaron crear una revista similar, que se llamó Alborada. En esta, tu-
vieron mucho que ver estos dos sacerdotes, con la colaboración de muchos religiosos. Y ahí diríamos, va
marcándose ya el destino de la persona. El P. Cándido era, muy ecuánime, muy trabajador, afrontaba to-
das las dificultades.
Ahora bien, yo creo que él es un modelo hoy y siempre. La personas que es ejemplar, lo es para
siempre. Las vidas no son imitables. Es decir, cada uno tiene su particularidad. Imitar al P. Cándido, no;
sencillamente se deben sacar conclusiones. Porque él era autentico en lo que estaba haciendo. Si de
principio uno dice, soy religioso, consagrado, dedicado a esta labor educativa, pues desempeñarla lo me-
jor que se pueda, según sus capacidades; eso es válido siempre. Y por eso es que él, es un auténtico ejem-
plo a seguir, cada uno desde su dimensión. No imitando, porque imitar no sirve. El artista crea, no imita.
Uno a la hora de forjar su personalidad tiene que ser un artista, y crear la obra personal. Quizá los que van
adelante han servido de modelos, pero no se puede repetir, cada uno tiene formas de expresión y relación
diferentes; y puede ser la de él, tan válida como la mía.”
Un anécdota que recuerdo , es que alguna vez, viajando muy cerca de la frontera entre Colombia y
Panamá, se encontró con que un bus había caído a un precipicio. Sin dudarlo, comenzó a ayudar a resca-
tar personas, en aquel trágico acontecimiento.
Cuando uno ya está agotado a nivel físico, la muerte es casi una liberación para él y para los demás.
Una persona totalmente dependiente y deteriorada a nivel físico que no se entera de una cosa y de otra,
pues está necesitada del apoyo de los demás. El afecto con que se le atiende, es de cercanía, no de com-
promiso, sino, de atención, pero, por lo que había sido. Por eso, su muerte afectó a muchos, sobre todo a
los que fuimos cercanos con él.
Yo le acompañé en un viaje a Nicaragua, el primero que hizo al naciente Hogar Zacarías. El P. Miguel Ca-
banas estaba solo y él como Superior General, fue a ver cómo iba aquella fundación. Yo estaba en Pana-
má y le acompañé. El P. Cándido y el P. Miguel Cabanas eran muy amigos, entonces, él como General, qui-
so darle el apoyo que necesitaba.
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