Page 14 - 100 años P. Cándido
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Éramos una comunidad de cuatro estudiantes jóvenes de teología y dos hermanos bastantes mayo-
res. Era la época del paso de la Iglesia pre a la post Conciliar. Juan XXIII, lo llamó “el aggiornamento.” El
gran mérito del P. Cándido, fue poner a tenor de este nuevo modelo, las Constituciones y la vida de la Con-
gregación. Esto, como en toda la Iglesia, supuso que hubieran muchos a favor y otros en contra; unos fre-
naban, otros aceleraban. El balance ha sido muy positivo. Ahora tenemos unas Constituciones muy boni-
tas. Él fue un hombre abierto, bonachón.
Era muy cercano a los religiosos. Rompió fronteras ente los religiosos y los superiores. Antes los
superiores mayores estaban muy encumbrados, pero, él, cambió esa estructura y se hizo cercano. En las
comidas, conversaba y servía amenamente, con mucho detalle.
De mayor, lo veía con frecuencia en Godella, y pues mantenía aquel espíritu jovial y de buen humor.
Era uno más. Llevaba su ancianidad con dignidad y estilo. Afectó su fallecimiento pero la Congregación se
ha volcado en reconocer la gran tarea y labor que ha hecho en favor de esta. Cuando yo estaba de vaca-
ciones en su pueblo, participé en su funeral. Preparé una homilía, pero el párroco no me dejó predicar. So-
mos de la misma región, de pueblos cercanos, por lo que conocía a él, y a su familia.
Era un hombre muy progre y de vanguardia, con una teología y moral rompe esquemas, por ser muy
avanzado. Tenía un hermano sacerdote que era todo el contrario, aquel era integrista, y Cándido le decía
“mi hermano es sequeroso” y su hermano se reía.
Estos esquemas que ha roto el Papa Francisco, por ejemplo, con lo de la exhortación “Amoris Laeti-
tia,” cuando habla de los divorciados vueltos a casar, dice: -“que debemos acompañar, discernir, e inte-
grar”-; esto era Cándido. Se adelantó ala apertura de este Papa. A veces decía cosas que parecían dispa-
rates, quizá no las debía decir en aquel momento, o no estábamos preparados para acoger el mensaje de
una persona muy de avanzada.”
P. Vicente Gregori
Por Roberto Castillo
Terciario Capuchino
“Zamora no se conquistó en una hora”
“Mientras era estudiante de teología, él llegó de visita canónica a la casa de Dos Hermanas, a ense-
ñarnos como aplicar el Vaticano II en la Congregación. Él fue muy importante en la vida de la Congregación
y en la mía, porque impulsó cambios significativos en nuestro estilo de vida.
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