Page 71 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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Vengaréis toda la sangre que ha corrido desde la llegada de los Blancos Bárbaros.
Coged las mejores armas, los arcos más ligeros, las flechas más afiladas, y abrid
sus pechos. Incendiad sus casas, matad a sus hombres; mas perdonad a las
mujeres y a los niños. Porque incluso en esta guerra honraremos el legado de los
Padres Antiguos. Acudid primero al Gran Templo del
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Sol y despedíos de los Dioses, porque difícilmente podréis regresar vivos. Pero
apresuraos. El mensajero con la Flecha Dorada ya va de camino. Os adelanta en
un día y en una noche. Lleva la guerra a los Blancos Bárbaros».
Desconozco el modo cómo la crónica de los Blancos Bárbaros describe la campaña de
Sinkaia. Desconozco asimismo el nombre que dieron a los guerreros que penetraron
en la capital a la luz del día. Yo sólo sé lo que está escrito en la Crónica de Akakor.
Según la crónica de mi pueblo, el consejo supremo de los Blancos Bárbaros había
tomado prisioneros a quince de los más respetados hombres de entre los incas. Sin-
kaia se sintió responsable de su destino. Envió un mensajero a la ciudad llamada Lima
y exigió su inmediata liberación. Cuando los dirigentes de los Blancos Bárbaros
rechazaron su petición, envió al mensajero con la Flecha Dorada como signo de la
guerra. Seguidamente, ochenta escogidos guerreros se pusieron en camino hacia el
territorio de sus enemigos.
Según nuestra crónica, los guerreros pasaron a través de un pasadizo subterráneo
que se remonta hasta los tiempos de Lhasa, el Hijo Elegido de los Dioses. Comienza
en el Gran Templo del Sol en Akakor y termina en el corazón de la capital de los
Blancos Bárbaros. Sus paredes están iluminadas. Unas piedras negras, que nosotros
denominamos «piedras horarias», están hundidas en los muros a intervalos regulares
para marcar las distancias. La entrada y la salida están protegidas por símbolos de
nuestros Dioses, por trampas y por flechas envenenadas. Ni siquiera los incas
conocen el curso del túnel. Tras la llegada de los Blancos Bárbaros, construyeron su
propio pasadizo subterráneo, que iba desde Cuzco, vía Catamarca, hasta el patio
interior de la catedral de Lima. Una losa
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de piedra oculta el pasadizo del mundo exterior. Está tan inteligentemente
disimulada entre los cimientos que no puede ser distinguida de las otras losas.
Únicamente aquellos que conocen el secreto pueden abrirla.
Los ochenta escogidos guerreros caminaron a través del pasadizo de Lhasa.
Durante tres lunas se deslizaron como sombras por entre el país de sus enemigos.
Llegaron a la capital de los Blancos Bárbaros. Al salir el Sol rompieron el pasadizo
subterráneo y trataron de liberar a los incas cautivos. En la batalla que siguió,
murieron 120 Blancos Bárbaros. Mas la ventaja del enemigo era demasiado
grande. Ninguno de los guerreros de Sinkaia regresó a Akakor. Entregaron sus
vidas como fieles servidores de los Dioses para el Pueblo Escogido.
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4 La sabiduría
de los Ugha Mongulala
1921 - 1932
La Primera Guerra Mundial fue consecuencia de la política de las potencias imperialistas y de
la intensificación de las tensiones nacionalistas. Terminó con la derrota absoluta de la Alemania
Imperial. La postguerra, sin embargo, renovó las diferencias políticas y preparó a Europa para
la Segunda Guerra Mundial. Entretanto, los Estados Unidos se habían elevado al rango de
potencia mundial. Los últimos núcleos de la población nativa quedaron relegados a las
Reservas Indias. En los países de América Latina se desarrollaron grandes diferencias políticas
y sociales. Perú, la cuna de los incas, era ahora gobernado por 300 familias. El ochenta por
cien de la población brasileña dependía de una manera absoluta de los propietarios de
enormes haciendas. En la Amazonia, el avance de la civilización blanca quedó temporalmente