Page 85 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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Tribus Escogidas, pusieron a sus hijos los nombres de los animales salvajes, de los
árboles resistentes, de los ríos presurosos y de las montañas elevadas. Satisfacían
sus impuestos de guerra. trabajaban en los campos y vivían según las leyes de Lhasa.
Parecía como si fueran pronto a olvidar a su propio país. Mas al igual que le sucede al
jaguar que siempre regresa a sus lugares de caza, no podían olvidar la memoria de
Alemania. Al final de cada luna, se reunían para celebrar una fiesta en el monte Akai,
cantaban las canciones de su pueblo y bebían jugo de maíz fermentado. Sus
dirigentes jugaban al ajedrez. (Así es cómo los soldados alemanes denominaban un
juego con figuras de madera sobre un tablero pintado.) Después regresaban de nuevo
a Akakor y vivían con sus familias.
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Guerras en Perú
En el año 12.444 (1963) se reanudó el avance de los colonos blancos por el Oeste.
Habían descubierto las minas de oro de los incas y comenzaron a saquearlas. Las
noticias sobre el oro atrajeron hacia la región del Akai a grupos cada vez más
numerosos de Blancos Bárbaros. Nuestros exploradores se vieron obligados a
huir. El consejo supremo tuvo que hacer frente a una difícil decisión: o abandonar
el último territorio sobre las laderas orientales de los Andes u ordenar a los gue-
rreros que entraran en combate. Ante la insistencia de los soldados alemanes, se
declaró la guerra.
Yo mismo puedo describir con bastante detalle la lucha que seguidamente se
entabló con los Blancos Bárbaros. Como hijo del príncipe Sinkaia, el consejo
supremo me confió el mando de las fuerzas de los Ugha Mongulala. Un oficial
alemán me acompañó en la campaña. En marchas forzadas, nuestros guerreros
penetraron profundamente en la provincia fronteriza del Perú, expulsaron a los
Blancos Bárbaros y destruyeron las minas de oro incas. Nuestros enemigos
huyeron despavoridos del territorio conquistado. Pero el éxito inicial de mis
guerreros quedó bruscamente detenido cuando el ejército blanco montó el
contraataque. Sólo una rápida retirada nos permitió salvarnos de la extinción
completa. Los Blancos Bárbaros que nos perseguían atacaron los asentamientos
de la Tribu Aliada de la Gran Voz. mataron a las mujeres y a los niños y
esclavizaron a los hombres capturados. Parecía inevitable que acabarían por
descubrir Akakor. Fue por esto por lo que el consejo supremo decidió utilizar las
armas de los soldados alemanes.
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Por vez primera, los Blancos Bárbaros se encontraron con una guerra equilibrada.
En un rápido contraataque, mis guerreros destruyeron los puestos avanzados de
guardia de los soldados blancos y cercaron al grueso de sus tropas en la fortaleza
llamada Maldonado. Entonces se inició el asedio. Durante tres días, nuestros
enormes tambores de guerra causaron gran confusión entre las filas del enemigo.
Durante tres días, provocaron el terror y el miedo. Al despuntar el cuarto día. di la
orden de ataque. Abandonamos nuestros ocultos lugares, escalamos las murallas
y avanzamos hacia la fortaleza con sonoros gritos de guerra. La encarnizada lucha
concluyo con la derrota total de nuestros enemigos. Cuando sus refuerzos
llegaron, mis guerreros habíanse ya retirado.
Esta brillante victoria inició una sangrienta guerra de guerrillas en las fronteras
occidentales del imperio y que todavía se está desarrollando en la actualidad. Pese
a que los Blancos Bárbaros han movilizado un poderoso ejército, no han logrado
avanzar hacia Akakor. Sus soldados han sido repetidamente expulsados o muertos
por nuestros guerreros. También mi pueblo ha sufrido graves pérdidas en esta
lucha. Una innumerable cantidad de hombres ha perdido la vida. Más de la mitad
del fértil territorio de las laderas orientales de los Andes ha quedado asolado.
Nuestras últimas Tribus Aliadas han perdido la confianza en la fuerza del Pueblo