Page 81 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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miento del imperio bajo Lhasa, el Hijo Elegido de los Dioses, sobre la llegada de
                  los godos y sobre la Edad de Oro de los Dioses. Por vez primera en muchos años,
                  la alegría podía verse de nuevo en los rostros de los Servidores Escogidos. Los
                  hombres y las mujeres se adornaron con piedras y con cintas de colores.
                  Danzaron exuberantes al son de las flautas de huesos y de los tambores. Dicen los
                  sacerdotes que la fiesta duró tres días. Después los dirigentes alemanes
                  abandonaron Akakor y regresaron a su lugar de origen.
                  Los dos mil soldados alemanes en Akakor
                  Los primeros soldados alemanes cruzaron la frontera hacia Akakor en la estación
                  seca del año 12.422 (1941). Continuaron
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                  Escrito de los Padres Antiguos Traducción de Tatunca Nara:
                  A través del matrimonio del príncipe de Akakor se estableció el contacto con el pueblo alemán. De
                  1938 a 1945. Durante ese tiempo llegaron 2.000 soldados a nuestro pueblo, se mezclaron con
                  nosotros y se quedaron.
                                                                                                                                  Tatunca Nara
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                  llegando nuevos grupos durante los años siguientes, hasta alcanzar la cifra
                  acordada de 2.000. Los últimos alemanes en arribar a la capital de los Ugha
                  Mongulala lo hicieron en el año 12.426 (1945). Después de esa fecha, toda
                  comunicación con el gobierno alemán quedó interrumpida.
                  Yo aprendí la ruta que los soldados alemanes siguieron des de su propio país
                  hasta Akakor por sus informes. El punto de partida lo constituía una ciudad
                  llamada Marsella. Se les decía que su destino era Inglaterra. Una vez a bordo de la
                  nave, que podía moverse bajo el agua como un pez. les era revelado su auténtico
                  destino. Después de viajar durante tres semanas por el océano oriental, llegaban a
                  la desembocadura del Gran Río. Aquí les recogía un barco más pequeño, que los
                  transportaba hasta las zonas altas del Río Negro. En la última parte de su viaje
                  eran acompañados por exploradores de los Ugha Mongulala. El trayecto hasta la
                  Gran Catarata situada en la frontera entre Brasil y Perú lo realizaban en canoas, y
                  desde aquí solamente eran necesarias veinte horas de camino hasta llegar a
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