Page 103 - Vive Peligrosamente
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derecha a izquierda, rozando los bordillos del puente. En un momento dado
me di cuenta de que las ruedas anteriores giraban en el aire en tanto que las
posteriores chirriaban terriblemente al continuar avanzando. Sabía que
estaba en el momento crítico de la prueba, ya que la pesada máquina
alcanzaría su "supuesta" estabilidad de un momento a otro.
No ignoraba que si el puente no resistía el enorme peso en el punto en
que finalizaba el ascenso y comenzaba el descenso, todo mi trabajo habría
sido inútil. Más tarde pude comprobar que las vigas de hierro que sostenían
la armazón se habían curvado cinco centímetros. ¡Pero la rampa había
aguantado el peso! No obstante, no podía cantar victoria, ya que me hallaba
en el punto del puente que debía de hacer contrapeso y, por lo tanto, en el
mismo centro de toda su estabilidad. ¡La última y más difícil prueba fue
superada con suerte!
Volvimos a revisar todo nuestro trabajo e hicimos la prueba con todo el
material. Acto seguido me presenté en el acuartelamiento para informar del
trabajo realizado. A las nueve hablé con el comandante del regimiento y le
rogué visitara conmigo el lugar de nuestros ejercicios. Cuando vio lo que
habíamos conseguido en tan pocas horas, no pudo dar crédito a sus ojos.
Mi División se dirigió al puerto holandés de Helder con la misión de
probar el improvisado puente en las aguas del mar.
Cuando volví a ver mi obra, esta vez sobre las aguas, pensé que no
respondía a las circunstancias. Sabía que el resultado de la empresa, es
decir, el transporte marítimo de gran parte de nuestro material de guerra
sobre un puente construido contra–reloj, improvisado, sólo podía ser
considerado problemático.
Inesperadamente tuvimos que hacer frente a un ataque aéreo inglés.
Como consecuencia del mismo sufrimos la pérdida de dos barcos y de
varios soldados. Todo el mundo hacía chistes a costa de nuestra obra, no
tomándola demasiado en serio. Las pruebas que hicimos nos demostraron
que la más ligera brisa o un simple aumento del oleaje podría ponerla en
peligro.
Los historiadores podrán dar fe, en el futuro, dé las causas que
motivaron que la proyectada invasión de Inglaterra nunca se llevara a
efecto. Tal vez sea interesante que dé a conocer aquí una versión sobre el
problema que oí, pasado algún tiempo, a varios oficiales del séquito de
Adolf Hitler.
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