Page 174 - Vive Peligrosamente
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Pero hubo una vez en que no fui tan afortunado. Y me alcanzó. Fue de la
siguiente forma:
El bimotor de combate esperó más tiempo antes de volver al ataque. Por
ello, no le vi llegar, Oí el zumbido de las balas y sentí que se incrustaban en
el asiento posterior de mi coche; una de ellas me rozó la mejilla.
Afortunadamente aquello fue todo. Salí bien librado del incidente. A pesar
de saber que ya había pasado el peligro, me apresuré a saltar del vehículo y
tenderme en la cuneta. En aquel momento, dicho sinceramente, todavía me
parecía estar oyendo el silbido de los proyectiles en mis oídos.
Al levantar la vista para observar al aparato, fue cuando vi, por primera
vez, un avión norteamericano. Cuando terminó la guerra pude enterarme de
que en el mes de agosto de 1941 ya había una base aérea norteamericana en
Siberia cuyos miembros tenían la misión de instruir y adiestrar a los pilotos
rusos en el manejo de los aparatos de fabricación norteamericana que les
habían entregado ¿semejante acción es propia de un país neutral? ¿Puede
ser considerado tal acto como una acción de un país neutral, realizado en la
misma época en que Roosevelt prometía a su pueblo que no entraría en la
guerra?
Cuando llegamos a Gshatsk, empezamos a marchar por la "autopista"
Smolensko–Moscú. Eran las primeras semanas del mes de octubre.
Formaba un cruce que estaba fuertemente defendido y tuvimos que sostener
un frente doble.
En cierta ocasión, inesperadamente, los rusos que estaban cercados en la
bolsa de Wjasma nos atacaron viniendo del Este. Y en otra, las tropas que
se hicieron fuertes en nuestro flanco occidental hicieron todo lo posible
para romper el cerco y liberar a sus compañeros de armas. Dicho flanco fue
atacado frecuentemente por los tanques rusos; todos los firmes y cruces de
la "autopista" quedaron "adornados" por las huellas de sus poderosas
cadenas.
Una mañana, al despertarnos, nos dimos cuenta de que el suelo estaba
cubierto por unos cuantos centímetros de nieve. Aquello nos hizo
comprender que había llegado el tan célebre invierno ruso.
En aquellos momentos no pude menos de pensar en el del año 1809 y en
la catástrofe que ocasionó al ejército de Napoleón. Ahora bien, mi innato
optimismo hizo que se disiparan los pensamientos pesimistas y me consolé
pensando interrogativamente: