Page 208 - Vive Peligrosamente
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de lograr mejores resultados. Pude darme cuenta de ello después de varios
          meses de prestar mis servicios en aquellas dos importantísimas Secciones.
            A los servicios de asuntos exteriores había sido subordinado, al
          principio de la guerra, el batallón  para servicios especiales
          "Brandemburgo". En 1943, dicho batallón se había convertido en una
          división y tenia a su cargo la ejecución de ciertos servicios militares que
          estaban relacionados estrechamente con la Sección de Defensa Exterior.
          Pocos alemanes conocían la existencia de tan importantísimo servicio.
            La Sección VI, creada para realizar determinadas e importantes
          funciones, fue denominada "Oraniemburg". En 1943 se decidió que fuese
          ampliada, con objeto de prestar servicios más activos. También se decidió
          que un jefe de las SS, en posesión de especiales conocimientos técnicos y
          militares, asumiera la responsabilidad.
            Fui elegido para tan importante trabajo. Enseguida me di cuenta que tal
          nombramiento entrañaba grandes responsabilidades; también, de que no me
          serían útiles  mis  conocimientos y experiencia de soldado y que debía
          adquirir conocimientos especiales, totalmente desconocidos para la mayoría
          de los militares profesionales.
            A mi mente acudió una frase de Nietzsche: "¡Vive peligrosamente!"
            Tenía el convencimiento, asimismo, de que se  me ofrecería la
          posibilidad de prestar importantes servicios a la Patria en unos momentos
          que, por lo menos, podían ser calificados de difíciles, desde un puesto de
          real importancia y de significada responsabilidad. Tales pensamientos me
          animaron a aceptar el puesto que se me ofrecía, disponiéndome a cumplir
          con mi deber lo mejor que pudiera.
            El 18 de abril de 1943 fui ascendido a primer teniente de la  reserva
          destinado a la Sección VI.
            Como siempre que se me asignaba un nuevo destino, me presenté al jefe
          de  mi Sección, en aquel entonces el teniente coronel de la SD.,
          Schellenberg. Al entrar en su despacho me recibió un hombre relativamente
          joven, un  poco bajo y bien parecido, que se  mostró conmigo
          extraordinariamente amable.
            No comprendí mucho de lo que me explicó acerca de su propia misión.
          Esto no era extraño, pues estaba en un terreno completamente desconocido
          para mí. Yo sabía que debía instruirme ampliamente sobre lo que tendría
          que hacer y que, inmediatamente, tendría que ponerme a trabajar "a todo
          gas". Fui enterado de que, además de asumir el mando de una tropa
          especial, compuesta exclusivamente por hombres de las SS, debía "montar"
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