Page 250 - Vive Peligrosamente
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colonias africanas. Tales circunstancias, unidas al nivel de vida más bien
          bajo, tuvieron como consecuencia que el entusiasmo del pueblo italiano se
          trocara en descontento. El fanatismo por el fascismo y el Duce, del que fui
          testigo en 1943, se tomó en indiferencia, terminando por degenerar en
          hosca enemistad.
            Incluso los altos dirigentes del fascismo empezaban a renegar de sus
          "camisas negras". El  mismo Ciano, íntimamente emparentado con
          Mussolini por ser su yerno, se había convertido en uno de sus acérrimos
          enemigos a pesar de haber ejercido durante mucho tiempo el cargo de
          ministro de Asuntos Exteriores.
            El astuto plan sobre el que se basaba la política exterior de los Aliados
          había cosechado sus frutos. No había dudas de que la caída del Duce estaba
          estrechamente relacionada con un círculo de italianos que vivían exiliados
          en Portugal. Sin embargo, el arresto y la súbita desaparición de Mussolini
          sorprendió a todo el mundo.
            También nos sorprendió mucho que aquel reprochable acto, que podía
          ser considerado como una cobardía, fuese aceptado tranquilamente por la
          mayoría de la población italiana.
            ¿Por qué no hacían demostraciones de protesta? Sólo cabía una
          explicación a tal pregunta: los verdaderos fascistas luchaban en el frente, en
          las brigadas formadas por los "Camisas Negras". Pero la aviación enemiga
          protegía la Casa  reinante, y el príncipe heredero formaba parte de la
          oposición que había conspirado contra el Duce.
            No pude dejar de preguntarme  si  cabía la posibilidad de que en
          Alemania sucediera una cosa  similar. Me apresuré  a contestar
          negativamente, por saber que Alemania no contaba con un partido de
          oposición, a pesar de lo precario de su situación. Tampoco ignoraba que, en
          el caso de existir uno e intentar un golpe de Estado, sería  aplastado
          sangrientamente. Y, tal vez, se llegaría al extremo de una guerra civil.
            El jefe alemán de la policía tenía frecuentes tratos con un oficial de
          "carabinieri" que continuaba siendo fiel al régimen fascista, a pesar de que
          procuraba ocultarlo. Era precisamente el único  que, tal vez, podría
          servirnos de punto de partida para iniciar nuestras pesquisas. Nos dijo:
            –El Duce abandonó el Palacio Real en una ambulancia que lo llevó al
          cuartel de "carabinieri" de Roma.
            Nuestras posteriores investigaciones nos confirmaron la veracidad de
          dicho rumor. Hasta llegamos a saber en qué ala del citado edificio y en qué
          piso habían alojado a Mussolini. Pero, desde aquella fecha, 25 de julio,
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