Page 254 - Vive Peligrosamente
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Warger, que hablaba un italiano perfecto, me dirigí al lugar indicado para
hacer las averiguaciones necesarias.
Embarqué con el capitán en un bote–R, (destinado a la limpieza de
minas). Inspeccionamos detenidamente todo el puerto, y me oculté entre
unos veleros para tomar fotografías del mismo. En las afueras de la
pequeña ciudad estaba la casa en cuestión, la "Villa Kern", que también
fotografié desde algunos centenares de metros de distancia. Llegados a este
punto, sólo me quedaba por averiguar la personalidad del "importante
preso". Fue entonces cuando entró en acción el teniente Warger.
Lo vestimos de simple marinero y le hicimos pasar por el intérprete del
capitán Hunäus. Especulando con el apasionamiento y la indiscreción de
los italianos, ordené a Warger que frecuentase las tabernas, que se mezclara
con el pueblo y que prestase atención a todo lo que se comentaba. Incluso
llegué a decirle que si oía que hablaban del Duce debía afirmar que sabía de
fuentes fidedignas, que había muerto de una enfermedad; y que si alguien
ponía en duda sus palabras, debería hacer una apuesta. También simularía
que estaba un poco bebido, para dar más naturalidad a la situación.
Pero..., nos enfrentamos con una gran dificultad. ¡Wagner era
antialcohólico! Le hice un discurso sobre el cumplimiento del deber, sobre
los sacrificios que estaba obligado a cumplir todo buen soldado en
determinadas circunstancias y sobre la gran misión que se nos había
encomendado. Después de algunas horas conseguí que estuviera dispuesto
a romper sus principios, al menos en aquella ocasión.
El plan dio resultados. Un frutero que visitaba la villa diariamente para
abastecerla, fue la víctima de la apuesta. Ganó fácilmente el dinero que le
ofrecimos y nos prestó un gran servicio. Condujo a Warger hasta la villa y
le mostró la terraza en la que estaba sentado el Duce.
Warger visitó asiduamente su nuevo puesto de observación. Poco a poco
fue enterándose de la forma en que era defendida la "prisión" y del número
de hombres que estaban en ella.
Llegó el momento de trazar nuestros planes para la liberación de
Mussolini, pero necesitaba de un conocimiento más completo de la zona en
que me encontraba. Era imprescindible supiera el lugar exacto en que podía
emplazar nuestras baterías y conociese palmo a palmo la topografía del
terreno. Los mapas que me facilitaron no me bastaban, y me decidí a volar
sobre mi objetivo, pero a gran altura, pues sabía que el lugar era
considerado como "tabú" para el vuelo de cualquier clase de aviones.
Quería sacar algunas fotografías desde el aire.