Page 253 - Vive Peligrosamente
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situada en el golfo de Gaeta, para tratar con sus clientes. El mejor de ellos
          tenía una  muchacha de servicio, que sostenía relaciones con un
          "carabinieri";  y éste, a su vez, estaba destinado en la penitenciaría de la isla
          de Ponza. Como le resultaba imposible abandonar su servicio en el penal,
          envió una carta a su novia. En ella dejaba entrever que en la isla había un
          preso de categoría.
            Dicha noticia nos fue confirmada, poco tiempo después, por los
          comentarios, hechos al azar, de  un oficial de Marina. Incluso llegó a
          insinuar que el Duce había sido trasladado en su propio buque al puerto de
          guerra de La Spezia, y que provenía de Ponza.
            Daba cuenta al general Student de todas las noticias que iba recogiendo,
          y él se encargaba de transmitirlas al Cuartel General. Cuando nombramos
          el puerto de La Spezia, recibimos una orden para que preparásemos todo lo
          necesario a fin de liberar al Duce del navío de guerra en que se encontraba.
          Tal orden  motivó que nos rompiésemos la cabeza durante veinticuatro
          horas seguidas. Los altos dirigentes se limitaron a ordenar. Pero no tuvieron
          en cuenta que la empresa que se nos encomendaba era sumamente difícil.
          ¿Acaso creían que era fácil el secuestro de un hombre en  medio de un
          puerto de guerra, abarrotado de barcos y fuertemente defendido?
            Afortunadamente, al día siguiente se nos informó que Mussolini ya no
          estaba en La Spezia.
            Como dato curioso quiero informar al lector que en Berlín se pidió la
          colaboración de varios espiritistas y astrólogos, para que nos ayudasen a
          conocer el lugar donde escondían a Mussolini. Tal idea salió de la mente de
          Himmler, que siempre creyó en las ciencias ocultas. Sin embargo, nunca se
          nos comunicó un resultado de semejantes "indagaciones". Tanto Radl como
          yo no creíamos en aquellas cosas. Por ello, hicimos lo posible para redoblar
          nuestros esfuerzos; y continuar con las investigaciones, que
          considerábamos más positivas.
            Al cabo de algún tiempo, ciertos rumores hicieron que fijáramos nuestra
          atención en la isla de Cerdeña. No obstante, la suposición de que el Duce
          estuviera en la "isola di pocco" o bien en un hospital de una pequeña ciudad
          de montaña de la misma, resultó falsa. Seguidamente los rumores aludieron
          al fortín de Santa Magdalena, situado en la punta norte de la citada isla.
            El capitán Hunäus, un viejo lobo de mar, con algo de reuma, que hacía
          las veces de oficial de enlace entre la Marina de Guerra  alemana y los
          comandantes de Marina italianos,  nos comunicó que un  preso "muy
          importante" había sido trasladado a la isla. Llevando conmigo al teniente
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