Page 311 - El Misterio de Belicena Villca
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La orientación debe ser estratégica porque en el Laberinto el Enemigo
                 intentará torcer su rumbo hacia el Origen: tratará de confundir, de desviar,
                 de detener, vale decir, de desorientar al hombre despierto; y el hombre
                 despierto deberá emplear una Estrategia, para avanzar orientado, tendrá
                 que desarrollar un modo de comportamiento que neutralice la acción
                 enemiga y permita llegar concretamente al Origen.
                        El Laberinto está integrado por los caminos de la Ilusión, que se
                 bifurcan en todos los Mundos Posibles. Si la orientación estratégica es
                 débil, la distancia entre el hombre  despierto y el Origen puede ser muy
                 extensa; y el Tiempo que insuma  recorrerla análogamente prolongado.
                 Empero, si la orientación estratégica es fuerte, el hombre despierto puede
                 hallarse muy próximo al Origen y la liberación espiritual puede ser
                 instantánea. Ocurre así porque la orientación estratégica y el Laberinto son
                 contrarios: cuanto menor sea la orientación estratégica, tanto más complejo
                 será el Laberinto; cuanto mayor sea  la orientación estratégica, tanto más
                 simple será el Laberinto; la máxima orientación estratégica, el Origen
                 patente, disuelve la Ilusión del Laberinto. Además, si el movimiento se guía
                 por la orientación estratégica, el Tiempo y el Espacio del Laberinto se
                 tornan relativos; el Origen se sitúa  lejos o cerca, de acuerdo a la actitud
                 estratégica del hombre despierto. Entonces, la realidad del hombre
                 despierto es relativa con respecto a la Realidad absoluta del Origen.
                        La realidad del hombre despierto depende de la orientación
                 estratégica. Hemos visto varios hombres despiertos, cada uno en su Mundo
                 “real”, buscando simultáneamente el Origen; cada uno con diferente grado
                 de extravío en el Laberinto, cada uno con distinta orientación estratégica.
                 ¿Cuál es, entonces el Mundo Real, si todos son relativamente reales desde
                 el Origen?: De todos los Mundos posibles, “reales” son los Mundos que
                 afirma el Espíritu de los hombres despiertos; de todos los Mundos “reales”,
                 Real es el Mundo donde los hombres despiertos poseen la mejor
                 orientación estratégica y donde sostienen una Estrategia triunfante contra
                 el Enemigo del Espíritu: y la Realidad de ese Mundo la afirma Navután, el
                 Señor de la Guerra. Los Señores de  Venus de K'Taagar, desde el Origen,
                 desvinculados del Tiempo y del Espacio del Laberinto, escudriñan
                 permanentemente los millones de Mundos de la Ilusión mientras aguardan
                 que los últimos hombres dormidos retomen el Sendero del Espíritu y
                 declaren la Guerra Esencial a las Potencias de la Materia. Ellos
                 descubrieron Vuestro Mundo, Señores de Tharsis, y lo revelaron a Navután.
                 Y el Señor de la Guerra, halagado por Vuestras Hazañas, decidió afirmarlo
                 como Real. Desde el Origen, el Gran As distinguió Vuestro Mundo diciendo:
                        ¡Allí está, ex sistit, el Mundo real de los Señores de Tharsis, quienes
                 no cesan de luchar por la Libertad del  Espíritu Eterno! ¡Existe, pues, un
                 Mundo donde los hombres dormidos son capaces de despertar y enfrentar
                 a las Potencias de la Materia! ¡Ja, ja, ja; y Buenos son: acaban de ganar una
                 Batalla! ¡Con Ellos enviaré al Gran Jefe de la Raza Blanca! ¡Contando con la
                 ayuda de estos Guerreros Sabios, y la de aquellos Héroes que se les unan,
                 derrotarán a las Potencias de la Materia y pondrán término, en el Principio,
                 a la Guerra Esencial!



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