Page 69 - El Misterio de Belicena Villca
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arrojados en la boca de un ídolo de metal que daba a un horno incandescente; y
allí terminaban sus días también los prisioneros, los esclavos, los acusados por
algún delito, las vírgenes consagradas, o cualquiera que a los Golen se les
ocurriese eliminar. Mas el Dios jamás estaba satisfecho: exigía más y más
pruebas vivientes de la Fe del pueblo en el Sacrificio ritual; su Ley reclamaba una
cuota de sangre difícilmente disponible. Quizás Moloch esperaba un Sacrificio
aún mayor, quizás se calmaría con la ofrenda de todo el linaje que lo había
ofendido, con el exterminio en Su Nombre de la estirpe de los Señores de
Tharsis.
Al estallar las guerras púnicas; en el año 264 A.J.C., los Golen creyeron
llegada la oportunidad de dar cumplimiento a las Profecías. Y no sólo lo creyeron
Ellos sino también los miembros de la Fraternidad Blanca, quienes enviaron
desde Chang Shambalá a dos misteriosos personajes de nombre Bera y Birsa.
Eran dos Sacerdotes de grado superior, a los que daban el título de “Inmortales”;
dos Sacerdotes que por haber pertenecido en remotas Epocas a la misma Raza
de los Golen, la Fraternidad Blanca les había encargado la misión de dirigir sus
planes. Eran dos “Golen Supremos”, pues; que superaban cuanto pudiesen haber
demostrado sus hermanos de Raza en materia de crueldad y artes diabólicas:
entre otras potestades, por ejemplo, poseían la facultad de viajar por el Tiempo,
dominio que mi familia comprobó amargamente toda vez que los mismos actores
aparecieron en distintos siglos posteriores con el fin de procurar su destrucción.
En aquella ocasión, Bera y Birsa se pusieron al frente de los Golen de Cartago
para dirigir personalmente el ataque a Tartessos pues, aparte de la Raza, los
unía a todos un mismo odio contra la Casa de Tharsis. El General Amílcar Barca
sería el nuevo Perseo, el instrumento que el Mito empleaba para desarrollarse
nuevamente en la Tierra. Con el propósito de que este militar demostrase ante el
Dios Uno que estaba preparado para realizar la hazaña, se lo impulsó a que
asesinase a cuarenta mil hombres de su ejército mercenario, a los que
previamente se había incitado a la rebelión suprimiéndoseles el pago de la
soldada: desde el Desfiladero del Hacha, un Río de sangre fue a parar así a las
fauces de Moloch, para satisfacción de los Golen y como clara señal de que la
profecía podría ser cumplida. A continuación el gobierno de Cartago, siguiendo
las instrucciones de los Sacerdotes Golen, encargó en el año 237 A.J.C. a
Amílcar Barca la conquista de España. Esta invasión, la última que iba a soportar
Tartessos, fue el tema de una saga familiar de leyendas orales denominada “El
Ataque de los Veintidós Golen”.
Cuenta la saga que en el año 229, mediante un hábil e inesperado
repliegue de tropas, el General Barca consigue “sorprender a Tartessos dormida”,
como el Perseo argivo a Medusa, y la somete a sangre y fuego. Empero,
mientras los soldados se entregan a la matanza y al saqueo, otros hechos están
sucediendo. Acompañando al ejército cartaginés han llegado hasta Tartessos
veintidós Golen, es decir, veinte Sacerdotes Golen conducidos por Bera y Birsa.
El Mito del Perseo argivo se ha hecho realidad, la profecía se está cumpliendo en
ese momento, y es necesario actuar con rapidez y precisión: en tanto los veinte
Golen ocupan el Bosque Sagrado, y efectúan los rituales convenientes para
consagrarlo al Dios Uno El Moloch y neutralizar la influencia mágica de Pyrena,
los Inmortales Bera y Birsa irán en busca de la Espada Sabia. Los Golen se
aplican a su tarea y pronto se encuentran profanando la Lámpara de Pyrena,
concentrados junto al Manzano de Tharsis y a la escultura de la Diosa. Lo que
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