Page 71 - El Misterio de Belicena Villca
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cuando se libre sobre la Tierra la Batalla Final. Gracias a su leal entrega, las
Vrayas, que en ese tiempo eran la Reina de Tartessos y dos princesas, pudieron
llegar hasta la entrada secreta de la Caverna. En verdad iban perseguidas tan de
cerca por Bera y Birsa que sólo una princesa, portando la Espada Sabia, logró
atravesar el umbral, mientras las otras dos Vrayas se retrasaban para detenerlos.
Y aquí fue donde se vio el terrible poder de los Inmortales Golen pues, aún
cuando las Vrayas los enfrentaban con sus temibles hachas de piedra, ellos no
necesitaron emplear arma alguna para dominarlas, salvo sus artes demoníacas.
El Poder de la Ilusión, en el cual eran Maestros, les bastó para inmovilizarlas y
apoderarse de ellas. Empero, la Espada Sabia ya estaba a salvo en la Caverna
Secreta puesto que a los Golen, que sólo poseían Alma pero carecían de
Espíritu, les resultaría imposible comprender las Vrunas de Navután.
La saga familiar concluye esta parte de la historia narrando el espectáculo
observado por los Hierofantes tartesios cuando se dirigieron a la Caverna
Secreta, luego de incendiar el Bosque Sagrado. Tendidos en el suelo de la base
del Cerro Candelaria, no muy lejos de la entrada secreta que ellos no habían
conseguido encontrar, estaban los cadáveres de la Reina de Tartessos y la
princesa espantosamente mutilados: de aquel cuadro resultaba evidente que
Bera y Birsa sometieron a cruel tormento a las valientes Iniciadas con el objetivo
de obligarlas a confesar la clave de la entrada secreta; y era indudable que ellas
habían preferido morir con Honor antes de traicionar la misión familiar y el Pacto
de Sangre; habían así resistido primero a la presión mágica del encantamiento de
los Golen, con Voluntad de acero, y después a la tortura física, a la Prueba del
Dolor. Entonces, seguramente al comprobar el fracaso de sus planes y temiendo
un enfrentamiento con los Hombres de Piedra, los Inmortales se apresuraron a
asesinarlas y a partir hacia la Isla Blanca, no sin dejar tras de sí una inequívoca
señal de sus infernales presencias: antes de irse, escalpelaron los dos cadáveres
y se llevaron la totalidad del cabello, las dos trenzas teñidas con lechada de cal
que las Vrayas, como todas las Iniciadas consagradas a Io-a, lucían hasta los
tobillos. Y con la sangre que se escurría desde los cráneos desnudos, escribieron
en lengua fenicia sobre una roca algo así como: el castigo para los que
ofendan a Yah provendrá del Jabalí. Sin dudas, otra de sus malditas profecías.
Decimoprimer Día
Así, estimado Dr. Siegnagel, desapareció para siempre el Reino de
Tartessos. El General Barca representó nuevamente el Mito del Perseo argivo, al
cortar la Cabeza de Medusa, y también el de Heracles Melkarth, al vencer al
pueblo triple de los Geriones. No obstante, aunque de Tartessos no quedó piedra
sobre piedra, el Bosque Sagrado se redujo a cenizas, y la escultura de Pyrena
fue demolida por orden de Amílcar Barca, la profecía Golen no se cumplió puesto
que la Piedra de Venus, el Ojo único de las Vrayas, no pudo ser robado por Bera
y Birsa. Eso demuestra que aunque sea cierto que los argumentos míticos
pueden desarrollarse muchas veces sobre la Tierra, su repetición no siempre es
idéntica y hasta pueden deparar más de una sorpresa a quienes los hayan
propiciado. En esta ocasión no sólo falló la profecía, al quedar a salvo la Espada
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