Page 74 - El Misterio de Belicena Villca
P. 74

particular de los Barca! Mas, para eso, habría que contar con la imprescindible
                 colaboración de la población nativa, que había manejado hasta entonces al país y
                 conocía todos los resortes de su funcionamiento. Y aquellos pueblos belicosos,
                 que fueron libres por siglos, no se someterían fácilmente a la esclavitud, esto lo
                 advertían claramente los Bárcidas, a menos que sus propios Reyes y Señores los
                 convenciesen de que era mejor no resistir la ocupación. La solución no sería
                 imposible pues, según la particular filosofía de los cartagineses, “sólo debería ser
                 destruido aquel que no pudiese ser comprado”.
                        La extraña y contradictoria noticia llegó así al refugio de los Señores de
                 Tharsis: Amílcar Barca les ofrecía salvar sus vidas si renunciaban a todo derecho
                 sobre la tartéside y aceptaban entrar a su servicio para gobernar el país; en caso
                 contrario, serían exterminados como  reclamaban los Golen. Con mucho dolor,
                 pero sin alternativas posibles, los Señores de Tharsis tuvieron que acceder a tan
                 deshonrosa oferta: lo hacían por un interés superior, por la misión familiar y la
                 Espada Sabia.
                        Una vez arreglada la rendición, los  de Tharsis pasaron a servir a los
                 Bárcidas y se ocuparon de pacificar la  tartéside y reorganizar la producción
                 agrícola e industrial. Por la buena disposición demostrada se los recompensó con
                 una granja situada muy cerca del emplazamiento de la desaparecida Tartessos,
                 adonde viviría en adelante la “familia Tharsis”, salvo los miembros que
                 desempeñaban funciones en las ciudades o acompañaban a los Bárcidas en los
                 viajes de inspección. Mientras duró la ocupación cartaginesa, no obstante la
                 protección asegurada por los  Bárcidas, la tranquilidad  fue escasa debido a las
                 constantes acechanzas de los Golen, que  exploraron palmo a  palmo la región
                 buscando la Espada Sabia y habían sumado ahora la muerte de veinte de los
                 suyos a la lista de cargos a saldar por la Casa de Tharsis.
                        A la muerte de Amílcar Barca, en el 228 A.J.C., le sucede su hijo Asdrúbal
                 Barca, pero, tras ser asesinado en el  220 A.J.C., asume el mando del ejército
                 cartaginés el hijo de éste, Aníbal Barca. El nieto de Amílcar invade la colonia
                 griega de Sagunto en el año 219 A.J.C., que estaba bajo la protección de Roma,
                 e inicia con esa acción la segunda guerra púnica, que finalizaría en el 201 A.J.C.,
                 con la rendición incondicional de Cartago. ¡Treinta años después de la
                 destrucción de Tartessos, España se veía libre para siempre del invasor
                 cartaginés! Pero ya era tarde para Tartessos: el nuevo ocupante romano no
                 abandonaría la península hasta la desmembración de su propio imperio,
                 seiscientos años más tarde.























                                                           74
   69   70   71   72   73   74   75   76   77   78   79